CAPÍTULO 24

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Cualquier otro lugar hubiera sido mejor, que estar en la misma mesa que Yulia. No es que el rubio la odiara, sino que su prima podía llegar a ser un tanto... Intensa y criticaba a medio mundo.

—¿Entonces te llevó a Hawái?

Valeria asintió dudosa, desde su asiento.

Cuando Terence le contó sobre la invitación de Yulia a su fiesta de aniversario, la rubia creyó que sería buena idea ir y conocerla más. No tenía molestia alguna, tampoco quería comenzar que pensaran mal de ella si no asistía.

Justo ahora los invitados ya se habían retirado, por lo que ellos cuatro eran los únicos en la mesa

Aun así, ahora estaba un poco nerviosa, nunca se ponía así al conocer a alguien, pero después de todo lo que Terence le contó sobre Yulia, la rubia no sabía cómo comportarse. No quería que tuviera una mala impresión de ella.

—Muy básico, yo que tú le hubiera pedido un viaje a Japón. Teddy se pudre en dinero, querida.

—No quise ser muy ambiciosa, después de todo Teddy compró el hotel en la playa para la boda.

Respondía de forma apática, haciendo énfasis en el apodo que Yulia usaba para referirse a él de cariño. Solo que Valeria lo hacía a modo de burla, pero sutil.

—¿Por qué eres así? —Yulia lo fulminaba con la mirada.

Terence solo quería salir de allí cuanto antes.

—Creo que ya los estas hostigando, Yul—opinaba Alonzo, sin sonar muy a regaño.

Ese par no tenía nada que ver, ambos eran muy diferentes. Yulia era muy activa en todo lo que hacía, algo juzgona y un dolor de cabeza a veces. Mientras que Alonzo era muy reservado, nunca decía nada fuera de lugar y siempre resolvía todo. La mitad contraria de la otra.

Quizá eso los hacía funcionar.

—Solo quiero que Teddy sea un buen esposo, ya que no pudo ser un buen hermano mayor.

La mujer se quejaba, cruzada de brazos.

—Ni si quiera somos hermanos.

—Pero así fue como nos criaron.

Un Show muy sofocante de ver, aunque en realidad eran primos hermanos. Terence nunca la veía así, para él, Yulia era más como una mascota de la cual se hizo cargo cuando tenía quince años. Una edad muy mayor para estar jugando con un gatito.

—¿Siempre son así?

Valeria le cuestionaba al hombre frente a ella.

—Era peor a los dieciocho.

Tan cansado como si él se hubiera hecho cargo de ambos. Aunque eso tampoco estaba tan alejado de la realidad.

—¿Entonces ustedes se conocen de años?

Dejando a un lado al par revoltoso qué discutía en su propio mundo. Las parejas contarías comenzaron a conversar de forma amena. Como si fueran los adultos en la mesa.

—Así es, para ser exacto, conozco a ambos desde los quince.

Respondía con gracia al recordar ese momento.

—Wow, debes saber todo sobre ellos.

Quizá indagar en los recuerdos del castaño y aprovecharse de su amabilidad le serviría de algo.

—Supongo que tú también conoces bien a Terence, después de todo eres su esposa—dio un trago a su copa.

Alonzo tenía que ser muy precavido para no delatarse. Y eso era algo que se le daba muy bien.

Mi vida a a tu lado [EN PROCESO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora