CAPÍTULO 18

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El pent-house del rubio parecía una tienda de ropa y solo le bastó una llamada para que varias personas entraran al lugar, llenando cada rincón con percheros de diseños exclusivos de múltiples marcas. Diseños que aún ni siquiera salían, todos y cada uno para la rubia.

—Entonces señorita.... ¿Quiere esos dos que apartó?

—No, esos son los únicos que están descartados. Quiero todo lo demás.

—¿Todo?

—Todo.

—¿Señor, usted también se quedará con todo?—preguntó de forma amable la mujer del Staff, mientras le sonreía con descaro.

—Por su puesto, a mi esposo también le gusta lo exclusivo. Él no es de andar  con cualquier cosa.

—Lo que mi esposa diga.

No necesitaba tanta ropa, pero tampoco necesitaba comenzar un nuevo conflicto con la rubia. No quería que esta se volviera a encerrar en su habitación, así que por el momento haría cualquier cosa para mantenerla feliz. Al menos solo por un momento, luego se encargaría de volver a tomar el control de la situación y de ella.

Si es que podía....

Fue así que pasaron todo el día, Terence incluso dejó a un lado su laptop, dejando el trabajo de un lado solo para prestar atención a ella. La cual justo ahora parecía una niña feliz, como si le hubieran comprado el muñeco más grande de la juguetería.

Aunque el muñeco fuese el....

Lo sabía, lo sabía y no ponía ni un pero. Sin embargo, quizá en el fondo a él le gustaba eso. Tampoco era tan tonto para no darse cuenta que estaba siendo su juguete.

Cuando la noche llegó, ambos llegaron al club luciendo como una pareja feliz  . Luego de la boda ni siquiera se habían dejado ver juntos, pero ahora sería la ocasión perfecta.

Al bajar del auto, el rubio le entregó las llaves al personal para que llevara el vehículo hasta el estacionamiento, mientras que ellos ingresaban al lugar.

No por nada era el club bar más exclusivo para millonarios. Al cruzar sus puertas, fueron recibidos por un ambiente de lujo y sofisticación. La música, era una mezcla de jazz suave y ritmos electrónicos. Las paredes adornadas con obras de arte contemporáneo y esculturas de artistas renombrados, mientras que los bartenders estaban vestidos impecablemente, preparando cócteles exclusivos con ingredientes exóticos y licores añejos. Cada una de las bebidas eran servidas en cristalería fina y decorada con detalles dorados.

Las mesas, cubiertas con manteles de seda, organizadas estratégicamente para ofrecer privacidad a los asistentes. Mientras que la gente de alto nivel conversaba de forma amena. Desde empresarios hasta celebridades, todos ellos habían sido invitados por Jessica Lombardi para festejar su nuevo compromiso con un gran magnate de los negros, por lo que presumía.

—¡OMG!—chillaba la pelinegra al verlos llegar tomados de la mano—lucen perfectos ¿les puedo tomar una foto?

—Claro que si, querida—la rubia dejo que Céline se saliera con la suya, atrayendo más al hombre y posando junto a él, mientras la amiga sacaba mil fotos. Abrumado de esa forma al rubio, el cual no lo demostraba y al contrario, se dejaba hacer por ellas.

—Pero si es la mismísima Valeria Murie—interrumpió la mujer llegando a ellos—me alegra que hayan venido.

—Por su puesto—respondió con una sonrisa fingida.

Mi vida a a tu lado [EN PROCESO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora