Yo sé lo que es estar en el infierno. Ya quisiera yo que fuera solo lava y fuego. Es más que eso. Es una condena repetitiva, un ciclo eterno donde el mismo día se repite una y otra vez, sin esperanza de cambio. La única compañía que te queda eres tú misma, luchando con todas tus fuerzas para no caer en la locura. Tratas de mantenerte cuerda, pero es imposible. Estás sola, completamente sola. A veces incluso sientes que tu sombra te abandona.
Lees la lista de pecados y mandamientos y sigues sin entender qué hiciste mal y no tienes a nadie que te explique qué está pasando. Tal vez haber hecho todo bien fue el pecado; nadie debía haberlo hecho perfecto.
Imagina estar ahogándote en lodo, incapaz de respirar. Cada intento de llenar tus pulmones de aire es inútil. Sientes cómo tu cuerpo lucha desesperadamente por recibir un poco de oxígeno, pero no puedes. Es una cascada infinita de barro y desesperación que no cesa, un peso aplastante que te arrastra cada vez más profundo en la oscuridad.
Ahora, imagina morir de frío. Tus dedos están rígidos y doloridos, incapaces de moverse. No hay manera de recibir calor. La nieve cae y cae, cubriéndote en un manto gélido que roba tu vida lentamente. Sientes cómo tu cuerpo se adormece, el frío penetrando hasta tus huesos, cada aliento es una agonía helada.
Y aún más cruel, es como si cada latido de tu corazón fuera un golpe de martillo sobre un yunque roto. El dolor reverbera por todo tu ser, sin descanso, como una melodía sombría que nunca cesa. Es como estar encerrada en un pozo sin fondo, escuchando el eco de tus propios gritos que se pierden en la nada. Cada pulsación es un recordatorio de que sigues viva, atrapada en este infierno. Eres inocente, no deberías estar aquí, pero lo estás. Y por mucho que quieras salir, no sabes si afuera sobrevivirías. Cada día es una lucha contra la desesperación, contra el frío y el lodo, en un tormento sin fin. Sabes que nunca te acostumbrarás a esto. Es un sufrimiento sin tregua, un castigo interminable que te consume desde adentro, día tras día, sin esperanza de liberación. Y duele, duele como nunca, ese tipo de dolor al que jamás te acostumbras y sabes que lo único que te ayudaría es morirte, pero ni eso quieren permitirte.
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Rosas, espinas y sangre.
شِعرSentimientos y sensaciones, escritos que te transportarán al dolor ajeno, al sufrimiento, tal vez al amor, tal vez a la esperanza. Quédate y leelos para descubrirlos.