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A Haru le sorprendía bastante lo tranquilo y confiable que era Madre Linda, al igual que a sus padres, Cori y Lucas, quienes pensaban lo mismo de las personas. La habían dejado salir porque querían que su hija socializara y porque confiaban en ella, sabiendo que si no se sentía cómoda con esas chicas, regresaría a casa de inmediato, así que no había nada de qué preocuparse.

—¿En serio jugaremos voleibol? —Preguntó Haru, confundida, mientras entraba en la casa de la rubia.

Haru observó cómo la chica tenía la pelota en sus manos. La casa era muy linda y acogedora, y no había ningún adulto alrededor, probablemente porque estaban en el trabajo o simplemente no existían. La rubia, llamada Emma, no parecía tener diecisiete años, y la manera en la que vestía no ayudaba con su pretenciosa apariencia de "chica buena".

—Claro que no —Rió Emma, aventando la pelota hacia un lado y recostándose en el sofá.

Haru sonrió, pues se había dado cuenta desde el principio.

—Solo fuimos con ese cuento para que tus padres te dejaran salir —Añadió Jade —El cual, por cierto, funcionó.

—En realidad no —Dijo Haru, sonriendo —Si hubieras ido siendo tú misma, me hubieran dejado salir igual.

Las chicas se miraron entre sí, sorprendidas y luego rieron.

—Eres más lista de lo que pensamos, Haru —Comentó Sara —¿Qué te gustaría hacer entonces?

Haru se encogió de hombros, todavía un poco tímida pero abierta a las posibilidades.

—No lo sé. Solo quiero conocerlas mejor.

—¡Perfecto! —Exclamó Emma —Entonces, ¿por qué no jugamos algo más divertido? ¿Qué tal un juego de cartas o de mesa?

—O podemos salir a pasear y mostrarte más del vecindario —Sugirió Jade —Hay un parque cerca y algunos lugares geniales para pasar el rato.

—Simplemente hablemos un poco —Murmuró Haru, encogiéndose así misma ya que se sentía un poco tímida.

Emma le dedicó una sonrisa tranquilizadora antes de levantarse del sofá e invitarla a sentarse.

—Bien —Dijo Emma, sonriendo —Yo me iré a cambiar y me pondré algo acorde a mi edad. Mientras tanto, hablen entre ustedes.

Emma se dirigió a la planta de arriba para prepararse, dejando a Jade y Sara con Haru. Las dos chicas se quedaron sentadas, intentando hacer que Haru se sintiera más cómoda con preguntas suaves y amigables.

Haru se acomodó en el sofá, sintiéndose un poco nerviosa. No estaba segura de cómo había terminado en esa casa y tampoco sabía cómo salir de ella sin parecer grosera. La situación le resultaba incómoda, aunque no entendía exactamente por qué.

—¿Qué edad tiene Emma en realidad? —Preguntó Haru, tratando de aliviar un poco la tensión.

—Tiene diecinueve —Contestó Jade —Pero la verdad es que no está independizada.

—¿Cómo? —Preguntó Haru, visiblemente confundida.

—Sus padres le compraron esta casa —Dijo Sara —Para que se alejara de malas influencias en su antigua ciudad.

Haru asintió lentamente, tomando la información con un tono monótono. No quería juzgar a Emma, pero tampoco sentía la necesidad de indagar más en su pasado, especialmente si era algo que Emma no querría compartir.

HONEY┃HYUNJIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora