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Al llegar a casa, Haru encontró que sus padres aún no habían llegado. Con una mezcla de emoción y nerviosismo, puso el seguro en la puerta de la sala y corrió rápidamente a su habitación. Abrió las cortinas y la ventana, mostrando una enorme sonrisa al ver a Hyunjin esperándola desde su casa. Aunque él la había invitado a entrar, Haru había decidido no hacerlo, sugiriendo en cambio que podrían seguir hablando desde sus ventanas.

Hyunjin estaba concentrado en encender su cigarrillo con un mechero, sin darse cuenta de la manera en que Haru lo observaba. Para ella, él era increíblemente atractivo; su piel pálida contrastaba con sus cejas gruesas y bien definidas, y su cabello oscuro brillaba con salud. El color rosado de sus labios resaltaba, atrayendo la mirada de Haru. Ella lamió sus propios labios, sin poder evitar soltar un suspiro profundo, lleno de un sentimiento platónico.

Hyunjin notó su atención y le ofreció el cigarrillo con una sonrisa divertida.

—¿Fumas? —Preguntó. Haru negó con la cabeza —Supongo que cigarrillos —Insistió, a lo que ella volvió a negar.

—No, tampoco —Respondió con suavidad.

Hyunjin la miró con una mezcla de asombro y admiración —Eres una santa, Honey —Dijo, tomando una gran calada de su cigarrillo. Al ver la expresión de Haru, se dio cuenta de que a ella no le gustaba el apodo —Carajo, Haru. Lo siento —Se disculpó rápidamente.

Pero Haru rió con ganas, disfrutando de la situación —Está bien —Dijo, calmando sus nervios —Me gusta. Mientras no se lo digas a alguien más.

Hyunjin sonrió, relajado —Nadie más tiene los ojos igual que tú —Coqueteó, tomando otra calada y reteniendo el humo por un momento —Por eso eres muy especial.

Mientras la conversación continuaba, Hyunjin observó con más atención a Haru. Había notado que sus padres no parecían compartir rasgos asiáticos con ella, lo que despertó su curiosidad. Aunque la respuesta era evidente, quería confirmarla directamente.

—Esto tal vez sea indecente, pero tus padres... —Comenzó, con cierta cautela. La expresión de Haru cambió de inmediato, una sombra de ansiedad cruzó por su rostro.

—Soy adoptada —Interrumpió, resolviendo su duda sin rodeos.

Su voz era firme, pero había una ligera tristeza en su tono, como si este fuera un tema sensible para ella. Hyunjin la miró con comprensión, lamentando haber tocado un tema delicado, pero también sintiéndose más cerca de ella al conocer algo tan personal.

—Adoptada —Repitió —Lo supuse.

Haru sintió un nudo de incomodidad en el estómago. Estaba acostumbrada a ser objeto de discriminación y comentarios insensibles, y temía que Hyunjin pudiera ser igual. Sin embargo, algo en la expresión de él la tranquilizó un poco. Su curiosidad parecía genuina, no juzgadora. Simplemente quería entender por qué ella no se parecía a sus padres.

—Es que se nota mucho —Dijo Haru, forzando una pequeña sonrisa —Mis padres son americanos y yo japonesa. Tampoco eres el único que tenga dudas sobre mí.

Hyunjin asintió de nuevo, tomando la última calada de su cigarrillo antes de apagarlo en el cenicero que había colocado en su ventana. Mientras exhalaba el humo, observó el comportamiento de Haru; ella se abrazaba a sí misma y se rascaba el codo nerviosamente, evitando mirarlo directamente.

Hyunjin se dio cuenta de que la conversación la ponía nerviosa. El tema de su origen y adopción parecía ser un punto sensible para ella. Para intentar aliviar la tensión, se subió al marco de la ventana, acomodándose para seguir hablando con más comodidad.

—¿Y tú? —Preguntó, intentando suavizar su tono —¿Tienes dudas?

—¿Qué? —Respondió Haru, sorprendida y un poco alarmada por la pregunta —Hablo del vecindario, no de mí. ¿Por qué tendría dudas? Se quien soy, y se el amor que me tienen mis papás.

—Haru... —Calmó Hyunjin—Entendí lo que quisiste decir, pero yo quiero saber si tú tienes dudas.

—¿Dudas?

—Sobre tu familia biológica.

Haru suspiró profundamente, volviendo a abrazarse. La ansiedad en su rostro y postura era evidente; este era claramente un tema delicado. Hyunjin, notando su incomodidad, decidió cambiar de tema, buscando algo más ligero y agradable para hablar.

—No respondas si no quieres —Dijo suave —No es asunto mío preguntar esas cosas. Me disculpo.

—No, no es que no quiera —Intentó justificarse.

—Honey —Sonrió, llamándole por su apodo para que se diera cuenta que estaba bien poner límites —Está bien.

Ella sonrió.

—¿Pensaste en lo que te dije? —Preguntó con una dulce sonrisa, esperando aliviar la tensión.

Haru pareció relajarse un poco ante el cambio de tema. Sonrió levemente y se sentó en el marco de su ventana, imitando la postura de Hyunjin. Aunque no estaban lo suficientemente cerca como para tocarse, la distancia no era incómoda.

—¿En qué? —Preguntó Haru, su tono volviéndose más alegre.

—En ir al lago —Respondió Hyunjin con una sonrisa cálida —El que te mencioné, donde sí puedes nadar.

Haru parecía dudosa, con una mezcla de emociones reflejada en su rostro. Aunque no dijo nada de inmediato, la forma en que miraba a Hyunjin dejaba entrever su deseo de aceptar la invitación. Sin embargo, su mirada se dirigía constantemente hacia un punto fijo, revelando una preocupación subyacente. Hyunjin notó el sutil fruncimiento de sus cejas, indicativo de la tensión que sentía. Decidió preguntar qué la preocupaba.

—¿Todo bien? —Preguntó con suavidad, mostrando genuino interés.

Haru suspiró, soltando un poco de la tensión acumulada —Sí, es solo que no sé si mis padres me dejarán ir —Admitió, su voz cargada de incertidumbre —Mi mamá es un poco complicada cuando se trata del agua, dice que es peligroso.

Hyunjin asintió, comprendiendo la situación. Era evidente que Haru quería ir, pero también tenía miedo de la reacción de sus padres. Con una sonrisa cómplice, Hyunjin intentó aliviar sus preocupaciones.

—No iremos ahora —Dijo, intentando calmarla.

Haru, aún angustiada, preguntó: —¿Entonces cuándo? —Había una mezcla de esperanza y ansiedad en su voz, como si estuviera buscando una solución.

—Esta noche, si quieres —Respondió Hyunjin, manteniendo un tono relajado y despreocupado.

Haru frunció el ceño ligeramente, preocupada por la sugerencia —Si no me dejarán ir en el día, mucho menos lo harán de noche, Hyunjin —Dijo, sintiendo un nudo en el estómago al pensar en cómo explicar eso a sus padres.

Hyunjin, sin embargo, parecía tener una respuesta para todo. Con una sonrisa juguetona, le dijo: —Dicen que es mejor pedir perdón que pedir permiso, ¿no?

La respuesta, aunque atrevida, hizo que Haru se sonrojara un poco. La idea de hacer algo tan fuera de su zona de confort era tanto emocionante como aterradora. Sabía que sería complicado convencer a sus padres, pero la propuesta de Hyunjin era tentadora, y su coqueteo la hacía sentir una mezcla de nervios y emoción.

HONEY┃HYUNJIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora