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Haru logró entrar a su casa sin problemas, subiendo las escaleras con cautela para no hacer ruido y despertar a nadie. Una vez en su habitación, cerró la puerta con seguro y se dejó caer de espaldas en la cama. Soltó un suspiro profundo, una mezcla de alivio y satisfacción, mientras una sonrisa enorme se dibujaba en su rostro. Mordisqueando sus labios, se deshizo de las medias y el resto de su ropa, preparándose para una ducha que necesitaba urgentemente.

Se levantó y tomó una toalla, dirigiéndose al baño. La ducha fría la recibió con un escalofrío que recorrió su cuerpo, aún tibio por la reciente actividad. El agua fría la ayudó a despejarse y a calmarse, mientras cerraba los ojos y se permitía revivir los momentos de la noche anterior. Cada toque, cada caricia de Hyunjin pasaban por su mente, haciendo que una sonrisa traviesa volviera a aparecer en su rostro.

Haru tomó el jabón líquido y una esponja, frotando con firmeza hasta crear espuma abundante. Se lavó minuciosamente, prestando especial atención a las zonas donde Hyunjin la había tocado, recordando cada detalle con una mezcla de nostalgia y excitación. Mientras se enjabonaba, su mente vagó hacia el recuerdo de sus manos en su cuerpo, sus labios recorriéndola, lo que la llevó a acariciarse el pecho con una mano, mientras cerraba los ojos y suspiraba profundamente.

Pero antes de que pudiera seguir explorando esos pensamientos, la voz de su madre, Cori, la sobresaltó desde el otro lado de la puerta de su habitación.

—¡Haru! —Gritó Cori, su voz llenando la habitación.

Haru dejó de tocarse de inmediato, su corazón latiendo con fuerza. No esperaba que su madre la llamara tan temprano y mucho menos que estuviera preocupada. Cori había entrado en su habitación, usando la llave maestra, algo que Haru no había anticipado.

—¡Haru! —Repitió Cori, ahora tocando la puerta del baño.

—¿Qué pasa? —Respondió Haru, cerrando el grifo para escuchar mejor.

—Me preocupaste, mi amor —Dijo Cori—Como no respondiste, pensé que te había pasado algo malo.

Haru se sintió aliviada y un poco culpable al escuchar la preocupación en la voz de su madre. Sonrió para sí misma, aunque Cori no podía verla.

—Estoy bien, mamá —Confirmó Haru, tratando de sonar relajada.

—Bien —Cori respondió con alivio —El desayuno está listo, por si quieres desayunar con nosotros. Iremos al supermercado después, por si te interesa acompañarnos.

Haru suspiró, sintiendo el peso del cansancio acumulado. Había pasado una noche intensa y necesitaba descansar, pero sabía que debía mantener las apariencias.

—Terminaré de ducharme y ya bajo —Dijo Haru, volviendo a abrir el grifo para continuar lavándose, ahora más consciente del tiempo.

Cuando llegó a su parte íntima, sintió un pequeño dolor al pasar la esponja. Al mirarla, vio que había un poco de sangre. Sabía que era normal, especialmente siendo su primera vez, pero ver la sangre aún la sorprendió.

—Carajo —Murmuró, sintiendo una mezcla de molestia y resignación. Sabía que esto podía pasar, pero la cantidad de sangre la tomó por sorpresa.

Terminó de limpiarse con cuidado, tratando de no alarmarse demasiado, y preparándose para enfrentar el resto del día con una sonrisa en el rostro, disimulando lo que había sido una noche inolvidable. Cuando salió del baño se puso unos pantalones cortos de talle bajo, que resaltaban su delgada cintura. Aunque normalmente se sentía algo cohibida al mostrar su figura, después de la experiencia de la noche anterior, se sentía empoderada y segura. Al bajar las escaleras, fue recibida por el delicioso aroma del desayuno recién hecho, que la hizo sentir como si estuviera en el cielo, dada su hambre.

HONEY┃HYUNJIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora