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Al día siguiente, Haru se despertó energética, no por haber dormido bien, sino por lo que Hyunjin le había dicho la noche anterior. ¿Se le estaba insinuando? ¿Estaba coqueteándole? Si estaba coqueteándole, ese guiño antes de irse no fue porque se le había metido una basurita en el ojo.

Haru mordió sus labios mientras se dirigía hacia su ventana, debatiéndose en si abrirla o no. Sus cortinas no la dejaban ver hacia afuera porque no estaban cerradas del todo, así que ni siquiera sabía si él estaba afuera. Esperaba que sí.

Decidida, abrió las cortinas y para su sorpresa se encontró con una mujer apoyada en la ventana de Hyunjin, tomando el aire de la mañana y fumando un cigarrillo. No era su hermana, ni algún familiar, ya que solo llevaba puesto un sostén, dejando claro que habían tenido sexo. Haru hizo una mueca de disgusto y decepción, cerrando rápidamente sus cortinas.

"¿Para qué carajo me dijo que lo buscara si estaba aburrida? ¿Por qué carajo le haría caso?" El hecho de que se sentía atraída por Hyunjin hacía que nublara su juicio. Bajó a la cocina, esperando encontrar a sus padres, pero se sorprendió al no escuchar ningún sonido ni oler el delicioso aroma a tocino frito. Volvió a subir al segundo piso, buscándolos en su habitación, pero no había nadie.

Desconcertada, bajó nuevamente a la cocina y se dirigió al refrigerador, buscando alguna nota. Con éxito, vio una pegada en la puerta.

"Fuimos a una cita de negocios, nos vemos más tarde. Besos, mamá."

Haru suspiró, sintiéndose un poco sola. Se preparó un desayuno sencillo, intentando distraerse de sus pensamientos. Pero la imagen de Hyunjin y la mujer en su ventana no se iba de su mente. ¿Por qué le había dicho que lo buscara si estaba aburrida, si claramente tenía compañía?

Después de desayunar, Haru decidió ducharse y prepararse para salir a dar un paseo y despejar su mente. Caminó por el vecindario, disfrutando del sol de la mañana y el aire fresco. A pesar de sus esfuerzos, no podía dejar de pensar en Hyunjin. La confusión y la atracción que sentía por él la perturbaban.

Finalmente, se encontró en el parque cercano, donde se sentó en un banco y dejó que sus pensamientos fluyeran. Se preguntaba qué significaba todo esto y cómo debía manejar sus sentimientos. Haru sabía que no debía ilusionarse, pero la imagen de Hyunjin seguía persiguiéndola, y no podía evitar sentir una punzada de esperanza cada vez que pensaba en él.

A medida que los minutos pasaban, Haru disfrutaba mucho del sol mañanero. Subió los pies al banco, mostrando comodidad y naturalidad, una actitud que, por alguna razón, llamaba la atención de los transeúntes. Soltó un suspiro y miró a su alrededor, observando cómo la mayoría de la gente paseaba a sus perros, a sus hijos, o simplemente disfrutaba de la mañana.

Se levantó y decidió ir al lago que Sara y Jade le habían mencionado el día anterior. Era precioso, tal y como ellas se lo habían descrito. El agua era clara y hermosa, permitiendo ver las piedras en el fondo, y los patos nadaban y se sumergían en el agua. Le dieron ganas de nadar, así que comenzó a prepararse para meterse cuando una voz masculina la detuvo.

—Yo que tú, no nadaría ahí —Dijo la voz.

Haru revoleó los ojos. Era la última persona que quería ver. Soltó un suspiro, intentando arreglar su actitud, y luego se volteó para darle la cara.

—¿Estabas siguiéndome? —Preguntó Haru, esta vez su tono de voz no era dulce ni tímido. Estaba molesta.

—Cuando saliste de tu casa no, pero cuando te vi venir aquí sí lo hice —Admitió Hyunjin, sentándose en el banco que estaba frente al lago.

Haru sabía que era el momento de mencionar a la chica, pero Hyunjin se veía tan egocéntrico que pensaría que estaba celosa cuando ni siquiera tenían una conexión más allá de ser vecinos.

HONEY┃HYUNJIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora