HONEY┃HYUNJIN.

28

Había pasado una hora desde que Moonie descubrió el cadáver. Todo el equipo de inteligencia, junto con el médico forense e investigación criminal, se encontraba en el lugar, sellando la zona para evitar que cualquier persona pudiera interferir en la investigación. Seungmin, nuevo en estas situaciones desde la desaparición de su hermana, todavía no superaba su muerte. La situación de Haru lo detonaba emocionalmente. La tensión era palpable mientras se desenterraba el cuerpo, y los ladridos de los perros, inquietos por el olor a sangre, añadían una capa de inquietud al ambiente. Los oficiales, aunque no comprendían completamente el descontrol de los perros, lo atribuían al cadáver y continuaban con su trabajo, intentando ignorar a la multitud que observaba desde lejos.

El cuerpo finalmente fue desenterrado y colocado en una bolsa para que el médico forense pudiera investigarlo. Moonie observó el cadáver, sintiendo un nudo en la garganta y unas intensas ganas de vomitar. Seungmin se acercó, luchando contra las lágrimas que amenazaban con brotar. Aunque no conocía a la niña, una profunda tristeza lo embargaba. Moonie, por su parte, sabía exactamente quién era. Las lágrimas comenzaron a salirle al pensar en la difícil tarea que tenía por delante: ir a la casa de los Johnson y pedirles que identificaran el cuerpo. Las características del cadáver coincidían dolorosamente con las que Cori había descrito al reportar la desaparición de su hija.

Moonie se secó las lágrimas rápidamente y se recompuso. Miró cómo cerraban la bolsa con el cuerpo y se preparó mentalmente para lo que venía. Informó a inteligencia que él se encargaría de hablar con los familiares, mientras ellos se llevaban el cuerpo para realizar la autopsia. Aunque las señales físicas indicaban claramente un asesinato, el protocolo exigía una autopsia detallada para descubrir cualquier otra cosa que no se pudiera ver a simple vista. Este procedimiento, aunque doloroso, era necesario para asegurarse de que no quedara ningún cabo suelto en la investigación.

El equipo de inteligencia comenzó a alejar a la gente del área de la cabaña y algunos oficiales investigaban el lago por si encontraban más pruebas. Moonie, sintiendo el peso de la responsabilidad, respiró hondo y se dirigió a la casa de los Johnson. La gravedad de la situación no le permitía cometer errores. Debía manejarlo todo con el máximo profesionalismo, a pesar del dolor y la tristeza que sentía. Con cada paso, se repetía que esto era necesario para darles a los Johnson las respuestas que merecían y para que Haru, finalmente, encontrara justicia.

Moonie suspiró profundamente, mirando la puerta de la casa de los Johnson. Dudó por un momento en si debía tocar el timbre o no, pero antes de que pudiera decidirse, la puerta se abrió de inmediato. Los padres de Haru parecían estar pendientes de la puerta cada segundo, esperando desesperadamente cualquier nueva información. Al ver los rostros cansados y llenos de ansiedad de Cori y Lucas, Moonie tragó en seco. Sabía que debía mantener la compostura y mostrar el máximo profesionalismo, aunque la tarea que tenía por delante era emocionalmente devastadora.

Moonie aclaró su garganta antes de hablar, consciente de la gravedad del momento. "Señores, buenos días," dijo con un tono serio, pero no tan severo como para alarmar innecesariamente a los Johnson. "Les pido por favor que se preparen y me acompañen." Las palabras eran formales, pero cargadas de una urgencia que no podía ocultar.

Cori, con los ojos llenos de una pizca de esperanza, preguntó ansiosamente:

—¿La niña está bien?

Moonie, intentando no mostrar sus propias emociones, respondió con cautela.

—Aún no lo sabemos —Admitió, su voz bajando un poco —Pero necesito que me acompañen a la morgue e identificar un cuerpo.

Su suspiro revelaba lo mucho que le costaba decir esas palabras, sabiendo que podrían destrozar por completo a los padres de Haru. El pánico se reflejó en los ojos de Cori, y comenzó a respirar ansiosamente, aferrándose a los brazos de su esposo en busca de consuelo. Lucas, aunque igualmente angustiado, intentó mantener la calma por el bien de su esposa. Moonie, sabiendo que ya casi podía confirmar la identidad del cuerpo, trató de darles un poco de consuelo.