XI

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   Abrí los ojos y me quedé viendo el techo, no tenía ganas de levantarme.

   Odiaba los domingos desde que no los pasaba con mi mamá.

   Arrastrando los pies fuí hasta la cocina y busqué lo necesario para prepararme un café, no le entendía a la cafetera moderna y dudaba si iba a poder lograrlo pero tenía que intentarlo.
   El sonido de un teléfono me hizo dar un saltito del susto, descubrí que estaba cerca del refrigerador.

—¿Sí?
—¿Señorita Brown? Soy el chico de seguridad, aquí está...
—Andrei.-escuché de fondo.
—Andrei, dice que necesita hablar con usted.
—Déjalo que suba, por favor.
—Entiendo.

   Quité el seguro de la puerta y continué en la misión de prepar un café.

—Esta abierto.-le dije cuando escuché que tocó.
   Un bastante fresco Andrei entró.
—Hola, buenos días... Perdón por venir sin avisar.
—Ah tranquilo–por fin pude encender la cafetera–¿Todo bien?
—Algo.-se sentó.
—¿Algo?
—Charlie me echó de casa.
—¿Perdón?
—Sí, discutimos anoche y me dijo que no quería seguir compartiendo conmigo. Tuve que pedirle a Orlando que me dejara quedar con él.
—¿Y se puede saber por qué discutieron?
—Charlize... Escucha–se rascó la cabeza–Charlie... Mi Charlie.
—Ya te entendí.
—Él siente algo de atracción por ti y bueno... Él cree que no sé... Cree que Joe tiene malas intenciones sobre ti.
—Eso ya no lo entendí.
—Dice que escuchó a Joe hablar con Ja'Marr y alguien más sobre ti, no precisamente cosas buenas.
—¿Qué cosas?
—No me quiso decir, yo le dije que era un exagerado y solo tenía miedo porque Joe es más atractivo que él.
—Andrei.
—¿Qué? Es la verdad, nosotros acabamos de llegar al equipo y Joe es el líder de ese equipo. No me sorprendería que no te guste Charlie y Joe sí.
—No me gusta ninguno de los dos.
—Da igual, solo quería decirte que si él ya no quiere ser tu amigo, yo sí. Me caes increíble y eres una persona buena, no me gustaría perder tu amistad por una tontería.
—Aprecio que te hayas tomado el tiempo de venir a hablar conmigo, significa mucho para mí.
—Sí bueno, vine a eso y porque Orlando no tenía nada para desayunar.
—Ah claro.-me reí por fin.

   Me ayudó... O al menos lo intentó, con el desayuno.

   Le ofrecí quedarse unas noches pero no quiso, dijo que ya tenía un lugar y que no era con Orlando porque roncaba como un elefante.

Joe Burrow: puedes pasar cuando quieras por los papeles de la moto

   Miré el mensaje en mi celular justo al terminar mi desayuno.

Charlie B: en una hora como máximo paso
Joe Burrow: te mandaré la dirección entonces
Charlie B: recuerdo más o menos por donde vives
Joe Burrow: no vivo ahí, ahí solo viven mis papás
Charlie B: ah

—Gran desayuno–estiró el cuerpo–tengo que irme.
—¿A donde?
—Te dije que tengo un lugar para quedarme, el dueño me dará las llaves.
—¿Tan rápido?
—Le gusto a su hija y es un gran fanático de los Bengals, irresistible al por mayor.
—Que insoportable eres.
—Te faltó guapo.
—Ah y guapo.
—Excelente, ¿Quieres venir al billar en la noche?
—No gracias, prefiero quedarme a descansar.
—Veré si logro escaparme para cenar pizza, ¿Qué dices?
—Suena genial.
   Lo acompañé a la puerta.
—Si Charlie llama, cosa que no creo, pero si llama y pregunta por mí solo dile que no sabes nada, ¿Sí?
—Por supuesto, descuida.
—Gracias–me dió un corto abrazo–cuídate, Charlize.
—Tú igual.

   Antes de meterme a la ducha, recibí una llamada de Mónica advirtiendo que Mike estaba por llegar a la ciudad y nos quería en su casa sin ningún tipo de pretexto.

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