III

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   Conducir de nuevo me hizo sentir un poco más animada, también escuchar la radio en camino al trabajo.

—Hola–me recibió con un abrazo–¿Cómo estás?
—Hola, Yoshi–acepté su abrazo–bien... Estoy bien.
—Charlie me dijo, ¿Pasó algo?
—Tranquilo, todo está bajo control.
—¿Pensaste algo sobre el viernes?
   Comenzamos a caminar lentamente al vestidor.
—Supongo que iré, no tengo nada más que hacer y salir me vendría bien.
—Increíble, le diré a Charlie después.
—¿No ha llegado?
—No podrá venir.

   Entramos al vestidor y cada uno se fue a hacer sus cosas.

   No sabía mi paranoia o mi sentido arácnido me estaban jugando una mala pasada pero sentía la mirada del mariscal de campo encima de mi todo el tiempo, aunque me escondiera detrás de Darren, ahí estaba viendo.
   Tuve la oportunidad de platicar un poco más con diferentes jugadores, aunque me seguían intimidando un poco la mayoría, en mi cabeza me convencía que si podía correr contra de bandalos en San Diego, por supuesto que podría convivir con jugadores de americano.
  
—Toma–me entregó un par de hojas–ve al vestidor, anota esto en el pizarrón, por favor. Ya vamos a terminar aquí.
—Claro, entrenador.

   Caminé hasta el vestidor y busqué los marcadores, eran algunas observaciones que comparaban el último partido de la temporada pasada con el rendimiento de las actividades.
   Estaba entretenida escribiendo hasta que escuché la puerta abrirse, por un momento pensé que sería todo el equipo o al menos Andrei pero no, era Joe Burrow solamente. Ignoré un poco su presencia y continué en lo mío.

   Pero él no quería ignorar mi presencia.

—¿Son las estadísticas del último partido contra Kansas?–lo miré de reojo y asentí–¿Por qué?
—No sé, órdenes de Zac.-contesté sin dejar de garabatear.
—¿Vamos a tener actividades el fin de semana?
—No sé, no me ha dicho.-hablé de la misma manera.
   Se quedó en silencio pero podía sentir su presencia cerca.
—Ayer no quise ser imprudente, Mike ya me comentó que no te gusta que digamos que es tu papá.
   Solté un suspiro involuntario.
—Pues lo fuiste.-dejé el marcador.
—No entiendo que tiene de malo.
—Mis motivos tendré.
—Si tú lo dices.
   ¿Pero a él que le importaba?
—Te agradecería que no intentes meterte en mis asuntos, mucho menos irle con chismes a Mike.
—Mi deber...
—Tú podrás ser aquí el líder, amo y señor pero yo vine a trabajar como parte del staff y sé cuidarme sola. No te cruces en mi camino y yo no me cruzaré en el tuyo.
—Eres un poco arrogante, ¿No te lo han dicho?
—No soy estúpida, es diferente.
—Suerte porque la vas a necesitar, ese par lo único que traen son problemas y si no quieres que todo el mundo termine de saber quién eres deberías guardar distancia.
   Iba a contestarle pero la puerta se abrió dejando entrar al resto de jugadores.
—Charlie, Char–lo hizo a un lado–oh, lo siento Joe... buenas noticias, Charlie uno nos invita a comer, ¿Qué dices?
   Lo miré por encima del hombro de Andrei, quería asesinarlo.
—Por supuesto–le sonreí–terminemos aquí.

   Zac les explicaba todo lo que había anotado, los más afectados miraban con mala cara.

   Entre ellos Burrow.

—Joe, agradezco tu disposición para venir así como agradeceré más que traigas el trasero de Ja'Marr lo antes posible para poder saber si el rendimiento es porque lo necesitamos a él.
—No me atiende las llamadas, no soy su niñera.-contestó con seriedad.
   Todos miraron al entrenador con preocupación ante tal respuesta.
—Uno de tus trabajos como líder del equipo es mantener a tus jugadores en la disciplina que este deporte requiere–hablé–no eres su niñera, eres el capitán del barco... Es tu obligación, si no puedes, dale el rol a Hubbard o a McPherson.
   El ambiente se tensó tanto que podías cortarlo con un cuchillo.
—Hablaremos en privado, pueden irse los demás.
   El entrenador estaba molesto.
—¿Me necesitas para algo más, entrenador?
—No, ve a descansar.

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