Toda la reunión había tenido las manos húmedas de sudor por los nervios de punta a causa de la mirada malhumorada de Joe Burrow, me seguía con los ojos allá a donde me moviera.
—El entrenador los quiere aquí a las...–miré mi tablet–seis en punto, partiremos al hotel de concentración a las siete.
—Se les dará oportunidad mañana al medio día de salir del hotel para prepararse–Darren habló–como siempre, es opcional el salir.
—Quien vaya a ir directamente al hotel, por favor hágamelo saber para tenerlo a consideración y agilizar el proceso. Es todo, vayan a casa y nos veremos más tarde.La primera reunión pre partido había terminado por fin.
—¿Vas a casa?
—No, me quedaré con Mike hasta que sea hora...
Alguien asomó la cabeza.
—¿Charlie Brown?
—Dime.
—Soy de la fundación–entró a la sala–vengo de parte de la familia de Melanie.
—Claro, diles que en un momento les entregarán los kits para mañana.
—Me parece que no podremos asistir.
—¿Por qué?
—Melanie falleció anoche en paz con su familia en el hospital infantil de la ciudad–me quedé en estado de shock–su familia me mandó a agradecerte por hacerla feliz estos días, no paró de hablar de lo mucho que le gustó conocerte.
—¿Charlie?
Escuché a Darren pero no pude contestar.
—¿Dó... Dónde...-la voz se me cortó.
—Sus restos están siendo trasladados a Pensilvania, ahí le darán sepultura. Esto te lo manda su mamá.
Me entregó una cajita.
—Diles que correré con los gastos del funeral–acepté lo que me entregaba–solo dame un momento para hablar con... Mí... Con Mike Brown.Salí de la sala totalmente aturdida.
Como pude caminé hasta la oficina de Mike, mi corazón dolía de muchas maneras.
—¿Charlie?
—La niña–no podía ni respirar–la niña de la fundación... Mike, la niña murió.
Su cara se puso pálida.
—Tienes que sentarte.
—No me quiero sentar, me quiero ir, no quiero estar aquí.
—Escúchame.
—Escúchame tú, vas a pagar el funeral de esa niña, vas a ayudar a esa familia... No los vas a dejar sólos como me dejaste a mi.
—Lo haré, voy a llamar a Mónica en este preciso momento.Se metió en su oficina y yo regresé, tenía que salir de ese lugar.
En lugar de caminar al departamento, caminé sin rumbo.
Lo único que tenía conmigo era esa cajita, no la abrí hasta que me di cuenta que estaba perdida.
No sabía dónde estaba, solo sabía que había caminado un buen rato sin darme cuenta porque las lágrimas caían sobre mi cara sin piedad.
Llegué a un pequeño parque y me senté debajo de un árbol escondido, abrí la caja y me encontré con recortes, el gafete de identificación que el equipo le había dado a la pequeña y stickers de Rapunzel.
Lloré sin compasión de tan solo imaginar el dolor que una familia más estaba sufriendo por culpa del maldito cáncer, tanto como yo había sufrido semanas atrás.Estuve toda la tarde ahí sentada, veía el atardecer naranja desde ese rincón.
La noche cayó y con ella mi razón apareció, ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Cómo volvía? No tenía nada encima, había salido como un zombie del club, ni siquiera sabía en qué dirección había caminado.
Me levanté del piso y miré alrededor, no había nadie ahí.
Tal vez si buscaba un teléfono público y llamaba al novecientos once podrían ayudarme... Pff, que patética me iba a ver haciendo eso pero era lo único razonable tomando en cuenta que ya era muy tarde.
Apreté la caja contra mi cuerpo y comencé a caminar, mal día para no llevar mi llavero con gas pimienta encima.
Caminé unas cuantas calles, definitivamente Cincinnati tenía su lado bueno y su lado... No tan bueno.
Unos metros adelante divisé a unos tipos fumando y riéndose, al verme se quedaron cállados y yo me detuve, tenía que cambiar de acera o echarme a correr, cualquiera que fuera la mejor decisión.
Justo cuando uno de ellos se encaminó hacía mi, una patrulla dió la vuelta y encendió las luces de la sirena, detrás de ella un coche se apresuró a aparcar en seco.