PARTE 2 DE 31. DULCE NÉCTAR
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Había pasado una semana, el general Acacius había ignorado olímpicamente a la joven, como si lo sucedido nunca hubiera pasado, como si hubiera sido producto de su fresca imaginación.
Durante todos esos días, no pudo evitar encontrarse sobre exaltada, cualquier movimiento en falso, o ruido extraño, le hacía sentir temor. Incluso llegó a pensar en la idea de revelar lo sucedido, pero, ¿Qué sucedería con la señora Lucilla, aún la seguiría queriendo a pesar de haberle faltado?.
Múltiples preguntas se planteaban en su mente, tan de repente que producían un dolor insoportable, como le fuego quemando cada capa de piel.— ¿Podrías llevar esto a la habitación de los señores? — preguntó Greta mientras la miraba con insistencia. La joven tragó en seco, antes de quedar congelada en el piso — ¡Hey! Despierta — exigió — si quieres mantener tu lugar, debes obedecer.
Simplemente asintió antes de mirar a su compañera desaparecer.
La tarea era sencilla, solamente debía llevar dos vasos con agua hacia la habitación, donde el general Acacius la había hecho suya.
Con pasos torpes, y los latidos al mil por hora, caminó hasta la habitación, podía escuchar el extraño susurro del viento mientras el cielo se teñía de gris.Tocó ligeramente, deseando que sus llamados fueran ignorados, sin embargo un “adelante” hizo que esta se adentrara a la habitación.
Ahí encontró a la señora Lucilla, durmiendo como los mismos ángeles bajo las finas sábanas de seda.
La joven miró el interior, pareciendo que una turbonada había arrasado con el lugar, vestimenta, almohadas y una que otra sábana esparcidas por lo largo del piso.— ¿Sientes celos, cierto? — preguntó el general Acacius, en un susurro. Ni siquiera se había percatado de que este se encontraba a su lado — Tal vez podamos reunirnos más tarde — pronunció, justo en su oído mientras acariciaba su cuerpo.
No necesitaba mirarlo, sabía que se encontraba desnudo y que la noche anterior había hecho suya a su esposa. El bulto entre sus piernas, ansiaba poder sentir la carne joven de la chica.Esta se alejó de su lado, casi de inmediato. Mirándolo con una expresión casi aterrorizada.
Acacius acarició suavemente su rostro, limpiando una resbaladiza lágrima de su mejilla.— No sigas llorando, o yo te haré sentir lo que es llorar — murmuró con molestia, no sin antes apretar con fuerza su mejilla.
La joven se tropezó ante ello, provocando un suave ruido que despertaría a Lucilla.
— ¡Marcus! — expresó con molestia — ¿Qué es está clase de recibimiento para mi dama de compañía? Por favor, ten pudor y vístete.
El general Acacius, odiaba ser reprendido frente a otras personas, sin embargo, este solo caminó rumbo a la tina.
Lucilla se levantó de la cama, por lo que la joven corrió hacia esta para cubrirla con una túnica color lila.— ¿Está todo bien? — preguntó extrañada — Luces tan triste, que el brillo de tus ojos se han ido.
La joven asintió con una falsa sonrisa.
— ¿Puedo retirarme?— preguntó, ahogando el sentimiento. La mujer asintió mientras esta salía con rapidez.
Bajo la excusa de hacer unas cuantas compras para su señora, caminó hacia el pueblo, intentando distraer su mente y encontrar la solución más viable.
Misteriosamente, el cielo había adquirido su resplandeciente color. Las calles se encontraban repleta de personas, algunas caminando por el sitio, otras, produciendo un cántico colorido. Todo parecía tan libre, que dentro de aquellas cuatro grandes paredes, se sentía enjaulada, añorando lo que un día tuvo a manos llenas. Sabía que no pertenecía donde estaba pero, tras la ausencia de su padre o alguien que la reclame era claro que su destino era incierto.
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𝕽𝖊𝖕𝖚𝖙𝖆𝖙𝖎𝖔𝖓 (Pedro Pascal) [PAUSADA]
FanfictionDónde escribo historias de Pedro Pascal por diversión, y tú lo lees porque te gusta. Anteriormente Unforgettable. Gracias a fearless05 e historiaseb por recuperar los OS, siempre en mi corazón ❤️