MARCUS ACACIUS
━━━━━ ☾☽ ━━━━━Al norte de esta ciudad llamada Roma, donde las colinas se alzan como centinelas y el viento susurra historias olvidadas, mis ojos se posaron en él. Un monumento inmenso y frío, que parece observar las tierras que me vieron nacer.
Es un general, un héroe de conquistas, dicen los guardias. Su rostro, tallado en piedra, se erige como un juez silencioso mientras yo, encadenada, cruzo su sombra. Destruyó mi hogar; ¿debería celebrar a sus verdugos? Cada grieta del mármol susurra victoria, pero solo siento el eco de la derrota.
Imposible no detenerse en los rasgos de aquel hombre, esculpidos con maestría. Su rostro parece obra de dioses; cada detalle habla de un ideal inalcanzable. Sin embargo, bajo esa perfección hay sangre: la de mi pueblo, la de aquellos que ahora solo viven en mi memoria. Sus manos, que parecen proteger, firmaron el destino de quienes no podían alzarse contra su poder. Su grandeza es un disfraz; en su crueldad no hay nobleza, solo fuego y dolor. Frente a esa imagen pulida, miro al mismo infierno envuelto en la falsa luz de la gloria.
—¡Apresúrate, peregrini! —escupió uno de los guardias—. Tus pies lentos no detendrán a Roma.
Miré al suelo; la tierra se había impregnado en mis pies descalzos, sintiendo un ardor bajo el sol. Al ver la tela rasgada y maltratada, recordé el intento fallido de mi padre por protegerme. Ser hija de un antiguo senador era un crimen cuando él fue tachado de traición.
Mi boca se secó mientras mi garganta ardía; tal vez era impotencia o una inminente enfermedad.
—¿Qué importa la prisa si el destino ya está escrito? Un paso más o menos no cambiará que mi camino terminará bajo sus órdenes —no pude evitar mirar aquella figura imponente.
—¡Ten cuidado con tus palabras! Ese hombre al que miras con insolencia es el artífice de esta grandeza, el conquistador que puso fin a tu insignificante pueblo.
Aquello hirvió mi sangre; mordí mi mejilla para no actuar desatinadamente, pero, fue tarde.
—Grandeza, dices... —respondí con ironía—. Si esta es su obra, no quiero imaginar la miseria que guarda en su corazón —
recordé a mi padre llamándome insolente ante mi torpeza involuntaria y sentí el ardor en mi mejilla cuando aquel guardia me golpeó.El aire se volvió denso; cada respiración pesaba como si el mundo entero estuviera sobre mis hombros. Sin opción alguna, caminé de nuevo. Cada paso me alejaba de la libertad conocida y me acercaba a esta condena incomprensible. Mis manos se alzaron sin pensar, intentando liberar mi alma de cadenas invisibles. El guardia me tomó del brazo, dispuesto a continuar la riña.
Una voz grave cortó el aire como un látigo; mientras el tiempo parecía detenerse.
—¡Basta! —la voz resonó con tal fuerza que retrocedí. Mis ojos buscaron su origen y ahí estaba: el general.
Su presencia era imponente; casi esculpida en piedra. No era como los demás; él tenía algo más. El peso de su mirada me golpeó en el pecho y su autoridad calmó instantáneamente mi rabia.
Los soldados que antes me observaban ahora se apartaban a su paso; su presencia imponía silencio.
Caminando hacia mí, sus pasos resonando con la misma fuerza que sus palabras. Su mirada se encontró con la mía, como si quisiera penetrar en lo más profundo de mi ser.—No se le toca —ordenó con firmeza innegable.
El poder en su voz me paralizó. Mi mano cayó lentamente; ya no luchaba por liberarme. Su control era tan grande que el aire se volvía irrespirable y sin embargo, había algo... algo que me hacía querer creer que mi sufrimiento podía cesar por un instante.
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𝕽𝖊𝖕𝖚𝖙𝖆𝖙𝖎𝖔𝖓 (Pedro Pascal) [PAUSADA]
أدب الهواةDónde escribo historias de Pedro Pascal por diversión, y tú lo lees porque te gusta. Anteriormente Unforgettable. Gracias a fearless05 e historiaseb por recuperar los OS, siempre en mi corazón ❤️