36. EMERGENCIA

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Sus manos recorrieron mi cuerpo, como si aquello pudiera saciar su sed por mi. La leve curvatura en mi espalda y mis gemidos, le hacían saber lo bien que me hacía sentir. Devorando, probando y tomando cada gota de mi insaciable placer.
Mi cuerpo se acercó aún más a él, como si aquello fuera suficiente para calmar el fuego en mi interior.
Sus grandes manos masajeando mis piernas hacían que aún me conservara en el ahora.

— ¿Estás lista? — preguntó, su barba tocó mi piel, provocando que riera ante tal sensación.

Tan pronto, Frankie se colocó cara a cara, besando mis labios con delicadeza y fascinación, lo recibí gustosa, sintiendo mi propia esencia en mis labios. Este gimió, depositando su peso en cada uno de sus brazos para no aplastarme.
Su sonrisa era demasiado linda y su tacto, encantador.
Podía notar las ligeras gotas de sudor, en su frente y su cabello un revoltijo ante mis exigentes demandas.

— ¿Te parece algo de cenar? — preguntó, besando suavemente mi rostro.

— Francisco, estamos cogiendo — ambos reímos ante ello, mientras acariciaba su rostro y este cerraba los ojos.

— Siempre hay un tiempo para comer, preciosa — ante ello negué con la cabeza — pero si quieres de una vez el postre, puedo hacerlo — y antes de que pudiera decir algo, su virilidad se adentró a mi cavidad, dejándome llevar a tan agradable sensación. Sabía que este me miraba,  podía escuchar sus pequeñas risas ante mi reacción. Lo cual me hacía sentir tan deseada y amada.

El vaivén en sus caderas era casi perfecto, parecía no tener prisa, simplemente deleitandonos ante el momento, con un par de besos y profundas embestidas.

Mis ojos se encontraban llorosos, producto de la excitación. Sus manos buscaron las mías en todo momento, apretando con delicadeza ante cualquier momento que encontráramos sublime.
Tan pronto sentí la pesadez en su cuerpo, supe que este estaba al borde del clímax, por lo que, haciendo movimientos voluntarios, lo atrapé contra mi cavidad. Frankie gimió, besando mi piel y marcándola en el proceso.
Ver su rostro  contraerse en cada segundo me hacía querer procurar siempre el momento.

El hombre me tomó entre sus brazos, obligándonos a sentarme encima de su regazo mientras me embestía. Sus manos se apoderaron de mi espalda mientras mis labios recorrían su piel. Su virilidad introduciéndose tan cómodamente mientras mis gemidos se perdían contra su piel. Este habilidosamente mordía mi cuerpo, sin ejercer tanta presión como para dejar una marca.

— Eso es preciosa, lo tomas tan bien — murmuró al sentir su líquido invadir mi cavidad — Debería tomar una maldita foto y enmarcarla. Te miras tan bien así — bromeó ante el arrollador orgasmo.

Frankie me depositó de regreso a la cama mientras desaparecía por un momento de la habitación.
Podía escuchar sus pasos contra el piso mientras sentía la pesadez en mi cuerpo.

Su móvil, en la mesa de noche, vibró repetidas veces, levanté levemente mi cuerpo para mirar, la pantalla aún seguía encendida, sin embargo, sus pasos acercándose me detuvieron.

— Ha sonado — explico mientras me recuesto antes de mirarlo beber agua mientras me lo entregaba.

Este se miraba preocupado. Su piel había palidecido y sus manos demostraban nerviosismo.

— ¿Está todo bien? — pregunté, cubriendo mi cuerpo con las sábanas.
Frankie simplemente asintió mientras tecleaba pero aún mantenía esa expresión.

— Tengo que irme — expresó, dejando el móvil en el mismo sitio mientras tomaba su ropa interior y la colocaba.

— ¿Qué pasa? — sin embargo, este me ignoró. Torpemente terminó de vestirse mientras tomaba su billetera.

— Tengo que irme, pero, estuviste increíble, preciosa — explicó, dejando un par de billetes en la mesa — luego me pondré en contacto.

Y tan solo aquello había sido suficiente para dejarme en completa soledad.
Miraba los billetes en la mesa, estos cayeron al piso ante el viento, proveniente de la ventana.

Suspirando, me levanté de mi sitio mientras los tomaba y caminaba hacia la ventana, pude mirarlo correr a su auto y encenderlo como alma que lleva el diablo.
Sabía que aquello solo ocurría cuando se trataba de su hijo. Sintiéndome mal por contribuir al hacerle daño a su esposa.
Sabía que Frankie nunca me tendría en un sitio más cómodo, ni mucho menos en un espacio de su vida, mi estatus social decía mucho y mi empleo no era el mejor de todos.

Tal vez solo debía conformarme con ser la mujer que lo satisfacía luego de una misión ajetreada. No podía ser algo más en su vida mientras aún su esposa e hijo siguieran formando parte de ella.

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Mucha actualización de mi parte, creo justo desaparecer por un tiempo

𝕽𝖊𝖕𝖚𝖙𝖆𝖙𝖎𝖔𝖓 (Pedro Pascal) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora