32. RETALIACIÓN

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Vota y comenta, si no te apedreo la casa.
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La relación con Pedro siempre había sido tan armónica como maravillosa.
No podría quejarme en absoluto, me había dado una vida grandiosa, llena de lujos y rodeada de las infinitas cámaras, que cegaban mi paso, el mejor hombre que pudo lograr tocar cada fibra sensible de mi cuerpo, cariñoso sin medida, casi enfrascado en su propio amor por mi, sin embargo, algo que no podía soportar era su extraña pero embriagante forma de socializar.
Y, es bien sabido que aquel hombre podía agradar a una multitud en un pequeño lugar, el problema de muchos era la confusión que generaba al ser amable, con algo más. Una lucha constante para conmigo, una tan silenciosa que en ocasiones hacía hervir mi piel.

Mirando con detenimiento a cada asistente del magnoevento, organizado por una de las tantas empresas publicitarias de Pedro, podía sentirme un tanto fuera de lugar, sin embargo, mi hombre me hacía alejar tales pensamientos.

Sintiendo una extraña brisa en el ambiente, podía percibirlo, arrasando con cada rincón del lugar, incluso si pudiera tocarlo.
En ocasiones Pedro me miraba, sonriendo, como si con aquello me hiciera saber que seguía pendiente de mi.
Sin embargo, aquella bruma extraña comenzó a ser más densa.

Reunido en compañía de sus compañeros de evento, todos posaban divertidos para la foto que quedaría registrada para la posteridad. Y, ahí fue cuando lo noté.

Su sonrisa traviesa, acomodando su cabello en dirección contraria, cintura particularmente cercana, y la manera en la que sus manos se había colocado cerca de los labios de Pedro, simulando besar su mejilla izquierda mientras su mano libre acariciaba el otro extremo de su hombro, incluso, aquella mujer mirándome con cierto rasgo de superioridad.

Susurrando algo contra su oído, Pedro simplemente pareció reír con incomodidad. Podía notarse tenso, incluso asustado, en especial cuando sus ojos por fin me miraron, sin embargo, este pareció cambiar su semblante, regalándome una auténtica sonrisa, mientras yo me limitaba a sonreír forzadamente mientras simulaba brindar por él y bebía.

Mi mente comenzaba a tejer múltiples caminos, en un terreno rocoso y desconocido.

Cada acto de Pedro, ahora era evaluado, tratando de que se hilaran con mis propias teorías.
Comportamiento y risas incómodas, ojos siempre centrados, evitando la vista del resto, mandíbula apretada y leve color rojizo.
Aquello que, su coprotagonista, hubiera dicho, había afectado de sobremanera el porte tan elegante, la confianza que alguna vez irradiaba parecía nula.

Al igual que el pedestal, en donde lo había situado, comenzaba a desmoronarse.
Incluso llegando a pensar, ¿también yo, malinterpreté todas sus acciones, y solo tuve suerte?.
¿Todas sus atenciones quedarían resumidas a una cuestión de suerte?

Caminando con pocos ánimos, me dirigí hacia la barra, el hombre no necesitó palabras, supongo que podría reunir pistar para adivinar mi estado en completa decadencia.
Tres shots de tequila fueron servidos mientras le regalaba una débil sonrisa y un gracias, tan absurdo que era mejor si no lo hubiera pronunciado. Por lo que, sin más, vacío el primer trago, el alcohol quemaba mi garganta, de una manera excitante, como si aquello pudiera calmar mis extraños pensamientos.

Ahora, en un rincón, más aparatado de la multitud, me encontraba mirando el fondo de pantalla de mi móvil,  la sonrisa de Pedro lograba que mi corazón ardiera mientras al mismo tiempo parecía quebrarse.

Digitando la contraseña, visualizo la aplicación más pronta y me maldigo a mi misma por su contenido.

❝ No lo sé ustedes pero con estos dos claramente ha sucedido algo  ❞

𝕽𝖊𝖕𝖚𝖙𝖆𝖙𝖎𝖔𝖓 (Pedro Pascal) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora