CAPÍTULO 31

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—Date prisa Ino —pidió Shikamaru.

—Estoy en eso —Una gota de sangre se deslizó de su nariz, estaba buscando a través de las mentes la ubicación de la pelirosa. Era un Jutsu que le causaba fuertes mareos.

—Naruto, no has encontrado a Sakura —preguntó el Nara.

—No hay rastro de ella —El Uzumaki tenía el modo sabio.

—Debe ser porque no tiene chakra —recordó el Hyuga.

Neji y Shikamaru no habían tardado en unirse a los demás, escondidos entre las copas de los árboles aledaños del burdel, para su sorpresa Sasuke se encontraba recargado en un tronco con los ojos cerrados tranquilamente, aunque aquello no significaba nada bueno.

—Maldición —Ino cerró los ojos con fuerzas, los pensamientos de muchas personas se mezclaban en su cabeza —, La encontré —Abrió los ojos abruptamente.

—¿Dónde está?

—Dos kilómetros al norte.

Y como un borrón Sasuke desapareció hacia la ubicación dada por la Yamanaka. Todos le siguieron en cuestión de segundos.

—Sepárense, rodearemos al enemigo —ordenó el Nara.





—Camina —El rubio tiró de la cadena que mantenía aprisionada a la Senju

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—Camina —El rubio tiró de la cadena que mantenía aprisionada a la Senju.

—No puedo —Los pasos de la pelirosa eran totalmente torpes, lo único que podía ver era un fondo negro a través de sus iris.

—Sabes que te arrastraré así que utiliza esas piernas y camina —advirtió jalando con más fuerza la cadena.

—Duele —se quejó entre lágrimas, llevó sus manos a su cuello donde pudo sentir el grillete que quemaba su piel. Las piedras del camino se enterraban en sus pies descalzos.

—Maldita sea —gritó furioso tras ser rodeado por unas llamas negras.

Sasuke aterrizó a unos cuantos metros del rubio.

Rápidamente el rubio atrajo a la pelirosa a él y colocó un Kunai en la parte visible de su cuello —, Un solo paso más y la mató.

—Quita tus putas manos de mi mujer —La escalofriante voz del Uchiha llegó a los oídos de Sakura quien creía que solo era una ilusión más.

—¿Tú mujer? —sonrió cínico, miró directamente al Uchiha dirigiendo su lengua a lóbulo de la pelirosa quien solo atinó a removerse incómoda.

—No la toques —gritó el Uchiha, hizo uso de las llamas negras para quemar la mano del rubio que sostenía el Kunai.

—Ahh, mierda —trato de alejar su mano de la pelirosa, pero le fue imposible —, ¿Por qué demonios no puedo moverme?

EL CLAN UCHIHA... ROSA?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora