El clan Uchiha necesitaba un nuevo líder.
¿Quién es el Uchiha mas capacitado?
Ante los ojos del actual líder, su nieto menor, Sasuke Uchiha, pero hay un problema, Sasuke esta enamorado.
¿Estar enamorado es un problema?
Claro que no, el problema es d...
—¿Es en serio, no me van a dirigir la palabra? —preguntó el líder del clan —, Bola de insolentes —murmuró enojado.
Fue ignorado por todos en la mesa, la familia Uchiha se encontraba comiendo en silencio, hacían de cuenta que el Uchiha mayor no existía.
—Madre, Sakura ya despertó —dijo Itachi para romper el tenso silencio, por alguna razón se le hizo raro que su hermano aún no hubiera dado la buena noticia.
—Oh, que bueno me alegro, espero que la den de alta pronto para ir por su vestido de novia —exclamó feliz la Uchiha.
—Mikoto, esto no tiene nada de tomate —se quejó Madara removiendo con la cuchara la sopa sin color que le había servido su hija, aunque debería agradecer que se había dignado a darle algo de comer.
—Tía esta sopa de tomate está deliciosa —habló Shisui con una sonrisa solo para molestar a su abuelo.
—Tsk... —Madara frunció el ceño, de haber sabido que le aplicarían la ley del hielo como niños pequeños no les hubiera confesado nada, que sensibles son... —, Izuna, ¿tú también te vas a poner de su lado? —Miró a su hermano con incredulidad.
—Mikoto querida, estuvo deliciosa la comida, me voy familia tengo que ir a trabajar —avisó Izuna levantándose de su asiento.
—Voy contigo —Óbito imitó la acción de su tío.
—Que les vaya bien —Los despidió la Uchiha con una sonrisa, los pelinegros asintieron y se fueron.
—Sasuke, si te pones de lado de ellos no serás el líder del clan —amenazo Madara.
El Uchiha menor lo ignoró, estaba seguro de que él sería quien heredaría ese puesto, bueno... al menos que su abuelo tuviera otra familia y otro heredero, una casa chica, porque obviamente ellos eran la casa grande.
El día anterior cuando su hermano y su abuelo habían ido al hospital para avisarle que era importante asistir a la cena familiar no espero que al llegar se destaparían muchos trapos sucios y heridas viejas de la familia.
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Shikamaru se mantuvo unos minutos detrás de la puerta de la habitación del hospital de su amiga pelirosa, podía escuchar sollozos y como la chica se sonaba la nariz. Se armó de valor y entró sin tocar, vio los ojos y nariz rojos de la Senju.
—¿Como estás? —preguntó como de costumbre.
—Ah, Hola Shikamaru —La pelirosa se limpió las lágrimas con un pañuelo —, Bien... —Sonrió falsamente.
—No mientas, se lo que pasó ayer... —El Nara tomó asiento en la silla más cercana.
—No quiero hablar de eso —Hizo una mueca.
—Lo haremos, hay muchas cosas que aclarar y sé que Sasuke no es muy hablador que digamos —El Nara suspiró.
—Hmmm, ¿vienes a defenderlo? —La pelirosa achinó los ojos y lo vio con desconfianza.
