A la mañana siguiente Carlos está nervioso mientras conduce al trabajo. Todavía no ha hecho nada que pudiera hacer que Charles se enojara con él, pero una parte completamente irracional de su cerebro no puede dejar de pensar que alguien sabe lo que él alfa hizo con él anoche. Que no estaban realmente solos en la cafetería como Carlos pensaba que estaban.
No puede dejar de preocuparse de que tal vez alguien los hubiera visto, de que alguien se hubiera enterado de todo y de que habría un montón de policías esperando en la escuela para arrestarlo, así como todas las estaciones de noticias importantes que pudiera imaginar y toda la gente que vivía en esta ciudad olvidada por Dios.
Piensa que va vomitar.
La parte lógica de la mente del pelinegro lo ve de otra forma. Sabeque nada de lo que él piensa que va a pasar, nada de lo que teme, es realmente la forma en que las cosas pasarían si fuera capturado. Sabe como se manejan situaciones como esta en la propiedad de la escuela.
Silenciosamente, sin dedicarles mucha atención a ellos.
Vergonzosamente. Sin embargo, eso no impide que su cerebro retrate todo tipo de escenarios públicos, humillantes y embarazosos.
La sensación de náusea sólo desaparece ligeramente mientras recorre su camino hacia la escuela con ansiedad, dirigiéndose directamente a su aula. Algunos de sus compañeros asienten con la cabeza mientras pronuncian un 'buenos días' y le sonríen, cada una de esas personas no estaba en conocimiento de lo que él había hecho con uno de sus alumnos la noche anterior.
A medida que avanza el día y la policía no entra por su puerta con un grito y una orden de arresto, Carlos comienza a sentirse un poco mejor. Todavía no puede concentrarse en sus lecciones y sólo decide rendirse a intentarlo después de su tercera clase, dejando que los estudiantes tuvieran esa hora libre para
cualquier trabajo o examen que no hubieran hecho.Está eternamente agradecido de no tener la clase de Charles ese día. Y puesto que Carlos no lo vería en la escuela, le envía un mensaje pidiéndole al omega que lo encuentre en la cafetería a última hora de la noche. Calcula que si Charles va a hacer una escena, sería mejor que lo hiciera en una cafetería potencialmente vacía, sin posibilidad de testigos, excepto la barista perezosa que siempre dormía en algún rincón de la tienda.
Por primera vez desde que se mudó a esa ciudad, Carlos sale de la escuela tan pronto como suena la campana para finalizar la jornada escolar.
No quiere quedarse un segundo más en ella, se sentía como si cada maestro que veía pudiera decir de que era culpable. Significaba que tendría que pasar más tiempo haciendo caso omiso de Rebecca en casa, pero piensa que es una compensación justa si no tiene que sentir esa abrumadora sensación de paranoia por más tiempo.
La cena es inusualmente tranquila, incluso para los dos.
Carlos sabe que Rebecca puede pensar que algo anda mal cuando no tienen su pelea de todas las noches, pero Carlos realmente no podía perder tiempo en preocuparse por su esposa mientras espera a las diez para salir afuera, con su estómago hecho un nudo.
Se toma un vaso de licor en la cena, con la esperanza de que éste fuera a calmar sus nervios y que se desvanecería completamente fuera de su sistema para el momento en que tuviera que conducir a la cafetería para encontrarse con Charles. Carlos no había estado tan ansioso desde la última vez que fue enviado a una incursión en el ejército, cuando le dispararon y casi moría, y no le extraña la ironía de que es un muchacho de veinte años el que está haciendo que se sienta de
esta manera nuevamente.Cuando le dice a Rebecca que se va, hace un comentario sobre el tiempo, pero Carlos no le está prestando mucha atención. Le responde algo a ella y debe ser una excusa un poco creíble porque ella no le dice nada más, sólo mira como él recoge su abrigo, sus llaves y sale de la casa. Le duele la pierna y una pequeña punzada de dolor se instala en el músculo de su pierna, y piensa brevemente en agarrar su bastón, pero no lo hace.
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𝓛𝓾𝓬𝓲𝓭 ||ᴄʜᴀʀʟᴏꜱ||
Fanfic𝑺𝒊 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒆𝒈𝒖𝒊𝒎𝒐𝒔 𝒆𝒍 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐, 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒐ñ𝒂𝒓. 𝑷𝒆𝒓𝒐 𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒕𝒐𝒅𝒂𝒗í𝒂 𝒆𝒔𝒕é 𝒍ú𝒄𝒊𝒅𝒐, 𝒎𝒆 𝒂𝒉𝒐𝒈𝒂𝒓é. 𝑨𝒏𝒕𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒅𝒆𝒍 𝒅í𝒂 𝒏𝒐𝒔 𝒓𝒐𝒎𝒑𝒂 𝒆𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒔𝒕...