𝓛𝓾𝓬𝓲𝓭 ||ᴄʜᴀʀʟᴏꜱ||

𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓥𝓮𝓲𝓷𝓽𝓲𝓷𝓾𝓮𝓿𝓮

Charles ama Niza. El pelinegro puede verlo en la forma en que se ilumina, oírlo en la voz del omega a medida que aumenta de velocidad y volumen mientras le señala las cosas a Carlos, deduce a los extraños rápidamente y habla sin parar sobre cualquier cosa y todo a su alrededor.

— ¿No te trajo Sebastian aquí para mirar a las universidades cuando viajaste con él? — Le pregunta, tratando de no sonreír como un tonto por lo mucho que Charles está disfrutando, o por lo mucho que él está disfrutando de la felicidad de su omega.

Nunca antes había visto al ojiazul verse tan despreocupado, tan libre de obstáculos, tan joven y tan infantil. Calienta el corazón del alfa saber que él había hecho eso para el adolescente, y que él podría compartir eso con Charles.

— Por favor — se burla, haciendo una mueca de la que Carlos se ríe cuando ve el reflejo de ella en la ventana del coche -el castaño había tenido su nariz pegada al cristal desde que entraron a la ciudad — Como si me dejara ir a una universidad pública en Monaco. Él me llevó a international, KAIST y algunas otras viejas y aburridas universidades en lugares aburridos que ya he descartado.
Dijo que pensaba que estaría demasiado distraído en una gran ciudad como Niza, fácilmente atraído a otras cosas. Dice que hay demasiada tentación para mí. Quiere que vaya a donde mi madre o mi padre fueron a estudiar, a dónde él fue. Sebastian tendría un infarto de miocardio si le dijera que quiero venir a Niza y estudiar en el SNU o en la Universidad de Niza.

Carlos no está en desacuerdo con él, sabiendo lo que sabe del arrogante hermano de Charles.

— Entonces, ¿a dónde quieres ir primero? — Le pregunta, con los ojos en el camino frente a ellos, el cual estaba resbaladizo de la lluvia ligera que había estado cayendo toda la mañana.

Todavía era temprano en el día y tenían horas delante de ellos para disfrutar. Juntos.

— De hecho, me preguntaba si podríamos ir a la calle Maporo en claind — dice de una manera decididamente despreocupada que no tiene a Carlos engañado por un segundo.

Se da un momento para apartar los ojos de la carretera y darle una mirada al omega. Justo como él sospechaba, estaba enrojeciendo;  puede decir por el color de la parte posterior de su cuello mientras permanece de espaldas a Carlos, entre su cabello y la parte superior de su bufanda.

— ¿Calle Maporo? — Pregunta, con los ojos aterrizando en la carretera — ¿Qué hay en la calle Maporo?

— Hay una mujer que posee un edificio con un par de departamentos ahí — le dice a la ventana del pasajero vagamente. — Me debe un favor.

Después de eso no le dice otra palabra al respecto al mayor.

[...]

No es hasta que se detiene junta a la acera y salen, que el letrero de 'To Let' resplandece en una de las ventanas, y Carlos entiende lo que están haciendo ahí.

— Charles, esto está en el centro de Niza — dice, cerrando su puerta y esperando en el pavimento para que Charles llegue junto a él —Nunca podrías permitirte esto solo.

— No te preocupes — dice Charles desdeñosamente — La señora Gil, la dueña, me está dando un trato especial.

El español espera a que continúe.

Cuando no lo hace, se aclara la garganta; Una señal fuerte de que quiere que el ojiazul continúe su explicación.

Charles suspira, molesto, pero le obedece.

— Hace un par de años atrás, su marido fue condenado a muerte en Monaco. Pude ayudarla a salir.

Todavía es vago, pero cada vez más claro.