Capítulo 23

1.2K 74 15
                                    

El sol que se filtra por la ventana me da directamente en los ojos, despertándome de mi letargo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sol que se filtra por la ventana me da directamente en los ojos, despertándome de mi letargo. ¿Cuánto he dormido? Estiro el brazo por encima de las sábanas y la cama ya está fría. ¿Y Dante? Me incorporo extrañada porque se haya ido sin decirme nada.

Miro el reloj sobre la mesita de noche y la hora me sorprende, son casi las diez, pero vuelvo a dejarme caer sobre las almohadas, tampoco tengo nada que hacer durante el día de hoy, miro al techo mientras dejo salir el aire de mis pulmones.

Tengo que buscarme un hobby...Y una idea me cruza la mente, sonrío para mí misma y me levanto de la cama directamente a la ducha. Apenas acabo de empezar a lavarme el cabello cuando lo oigo entrar a la habitación, dando voces.

—¿Cómo se puede perder el cargamento? ¿Y la escolta? ¡Quiero al responsable ante mí en menos de una hora!

Creo que no es el mejor momento para contarle mi idea...

—¿Pipiola?

—¡Estoy en la ducha! —asomo la cabeza por el cristal mientras lo observo entrar al cuarto de baño, vestido con un pantalón de deporte y una camiseta sin mangas totalmente sudada.

Le recorro el cuerpo con la mirada mientras se desnuda ante mi. Sin pudor, sin vergüenza, se queda totalmente sin ropa ante mi escrutinio y una sonrisa pícara me cubre el rostro cuando empieza a empalmarse. Está completamente cubierto de sudor y hace que su piel brille en claroscuros, marcando cada músculo de su cuerpo. Y tengo que morderme los labios cuando camina hacia mi, con sus ojos negros como la noche.

No me da tiempo a reaccionar cuando me coge el rostro y me besa, devorando mis labios, empujándome de nuevo hacia el agua que cae del techo en forma de cascada. Me penetra la boca con su lengua y un gemido escapa de mi garganta al sentir su polla dura en mi vientre.

—¿Que te dije de provocarme? —apoya sus manos detrás de mí, a ambos lados de mi cabeza.

—¿Yo? —agarro su polla con mi mano y lo masturbo despacio, apenas puedo rodearla por completo pero lo masajeo de arriba abajo, en una suave caricia.

—Si, deja de mirarme así —termina la frase con un gemido profundo y un escalofrío me recorre la piel.

—¿Así cómo? —me hago la inocente mientras le doy placer.

—Como si quisieras devorarme.

—Umm —y eso hago, me arrodillo ante él, mientras el agua cae sobre nuestros cuerpos y siento su mano agarrar mi pelo.

Meto su polla dura en mi boca antes de que pueda negármela, hasta donde puedo antes de dar una arcada.

—Cariño...

—¿Mmm? —mi gemido lo hace temblar, puedo sentirlo en su polla mientras la chupo con mis labios.

—No tienes por qué hacer esto.

Secretos con el señor de la mafia (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora