Capítulo 5

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Han pasado dos días desde que me aleje de él, dos días en los que mi cuerpo aun guarda las marcas de sus azotes, dos días en los que aún tiemblo al recordar su polla

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Han pasado dos días desde que me aleje de él, dos días en los que mi cuerpo aun guarda las marcas de sus azotes, dos días en los que aún tiemblo al recordar su polla. La vuelta a casa fue igual de sigilosa que la ida. Y me he encerrado en mi habitación desde entonces.

Unos golpecitos en la puerta me sacan de mis pensamientos.

–Adelante.

–Hija, prepárate, vamos a ir a comer con los Constance. Ah! Ponte bonita. -me señala de arriba a bajo con un dedo acusador y se va por donde ha venido.

Que pereza...otra comida insustancial. Es lo que menos me apetece ahora mismo, aguantar a esa familia. Pero no tengo más remedio, Decido ponerme un vestido azul claro con cuello halter, lo suficientemente elegante pero a la vez veraniego. Tendrá que servir con un tacón bajito, algo cómodo y cabello recogido en un moño.

Cuando bajé al salón ya están todos esperándome incluido mi hermana.

–Vamos Patrizia, no se como puedes tardar tanto para ese resultado...-mi hermana y su bordería que ignoro como de costumbre.

–No seas descortés con tu hermana Giorgina, la pobre hace lo que puede...-y ahí está, el comentario de una madre.

–Vámonos, no quiero que nos tengan que esperar. -mi padre cierra la conversación dirigiéndonos hacia la puerta.

Vamos en dos coches, mis padres delante y mi hermana y yo en el otro, detrás de ellos. A parte nos escoltan dos más, los guardias de mi padre, que a pesar de estar en territorio seguro siempre le acompañan.

El club de golf, como no. El lugar favorito de mi padre, si no está en casa, suele estar aquí con sus amigos, bueno, o cerrando algún trato importante como suele denominarlo él. Como ahora, cerrar el trato por la venta de su hija menor. Trago el nudo que tengo en la garganta y bajo del coche, Vitto me ofrece su mano como siempre y me da ánimos silenciosos con un pequeño apretón. Es un chaval joven, y simpático, casi siempre está en mi guardia y ambos hemos aprendido a convivir de forma educada.

Cuando terminamos de subir las escaleras de acceso mis padres se dirigen directamente a la terraza, y nosotras los seguimos como patitos. El campo de golf queda al fondo, y la terraza sobresale por encima del césped, prolongando el carísimo y exclusivo restaurante que alberga el lugar.

La familia Constance ya está reunida y conversando con algunos amigos de mi padre, los puedo reconocer de otras veces. Ni siquiera sé sus nombres pero alguna vez han pasado por casa. Y Lorenzo se lanza a por mí en cuanto me ve.

–Patrizia estas preciosa, que ganas tenía de verte. -me da dos besos, demasiado cercano para mi gusto, pero le correspondo educadamente.

Acabamos de llegar y ya estoy cansada de saludar a todo el mundo. Me quedo un poco aislada respirando y manteniendo mi ansiedad a raya, apoyada en la balaustrada del balcón, contemplando las vistas cuando una mano me acaricia la cadera, asustándome.

Secretos con el señor de la mafia (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora