Cap6. Bithday's Rus

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Martin llegó al aeropuerto de Málaga arrastrando su maleta con la misma actitud despreocupada que si estuviera desfilando en una pasarela. Caminaba despacio, con la mirada perdida, unas gafas de sol cubriéndole los ojos y la capucha de su sudadera echada sobre la cabeza.

—¿De verdad te has traído una maleta? —bromeó Juanjo, riendo al ver a Martin acercarse. —Si solo vamos a estar tres días.

Juanjo y Ruslana ya llevaban un buen rato esperando en el aeropuerto, mientras el resto de sus amigos disfrutaban en la villa que Ruslana había alquilado en Marbella. Martin había llegado con horas de retraso porque había tenido que atender unos asuntos relacionados con su nueva película antes de poder desconectar por el fin de semana.

Martin soltó una risa irónica ante el comentario de Juanjo y, con un gesto automático, le tendió la maleta, esperando que el cantante se la llevase al maletero, como estaba acostumbrado a que hicieran por él.

—¿Tengo pinta de ser tu asistente? —se burló el maño, mientras Ruslana abrazaba efusivamente a Martin.

Este bufó, visiblemente molesto, y volvió a coger su maleta. Sin embargo, Juanjo terminó quitándosela de las manos y la llevó hasta el coche, haciendo lo que Martin esperaba en un principio.

El trayecto hacia la villa fue cómodo, con Ruslana acaparando la conversación y relatando todos los planes que tenía para el fin de semana. Estaba encantada de estar alejada con sus amigos en un lugar donde no tendrían que preocuparse por los fans ni por la prensa.

La villa que Ruslana había alquilado en Marbella era imponente, situada en lo alto de una colina. Desde el primer vistazo, destacaba por su fachada blanca y elegante, con una piscina infinita que parecía fundirse con el mar. Las amplias terrazas y el jardín perfectamente cuidado ofrecían una vista espectacular del Mediterráneo, mientras que la playa privada y el acceso exclusivo garantizaban total privacidad y confort.

—¡Martin! —gritó uno de sus amigos cuando llegaron, dándole la bienvenida.

—Lucas —sonrió el del bigote, recibiendo el abrazo efusivo de su amigo uruguayo. —No sabía que vendrías...

—Martin, qué bueno que hayas venido —se acercó Álvaro, otro amigo en común con Ruslana, abrazándolo con entusiasmo.

—¡Joder, Martin! —Bea, una chica del grupo, se unió a la bienvenida con una sonrisa radiante. —Este fin de semana va a ser la hostia.

Ruslana empujó a Martin y lo presentó al resto de sus amigos que él no conocía, un grupo de cuatro personas más: Cris, Suzette, Pablo y Natalia.

Todos caminaron hacia el exterior, donde estaban preparando una barbacoa. Especialmente Juanjo, que había descubierto que tenía talento para la cocina, sumando otro punto a su ya aparente perfección.

—¡Joder, Juanjo, esto está de maravilla! —dijo Bea, probando un poco y aplaudiendo su sazón.

—Ya ves, Beus. Y tú que pensabas que solo tenía buena cara y voz —bromeó el maño, haciendo reír a todos. —Valórame, tía.

Martin bufó para sus adentros. Apenas acababa de conocerla y, sin embargo, Juanjo ya había hecho buenas migas con todos en solo cuatro horas.

—Pues yo no conocía esta faceta tuya, Juanjo —comentó Álvaro, sonriendo mientras se preparaba para meterse a la piscina con solo el bañador puesto—. De por sí, el Juanjo cantante es bastante entretenido, pero verte aquí me sorprende.

Álvaro era un famoso productor, rodeado de los cantantes más influyentes de España y Latinoamérica. Y, por lo visto, el único que conocía a Juanjo desde antes.

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