Cap19. What a feeling

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Pasaron los minutos, y el peso en su pecho solo crecía. ¿Por qué no se acercaba? ¿Por qué ni siquiera le dirigía una mirada? Martin se mordió el interior de la mejilla, intentando calmarse, pero el malestar no desaparecía.

Juanjo abrazaba a Ruslana con una familiaridad que le parecía asquerosamente hipócrita. Nadie más parecía darse cuenta, pero para Martin era evidente. Intentó apartar la mirada, ya fastidiado, pero no podía evitarlo; cada risa de Juanjo resonaba en sus oídos como una burla, su voz llenaba el salón con esa facilidad innata para ser el centro de atención.

—¿Estás bien? —preguntó Kiki, notando el cambio en su expresión.

—Sí... sí, claro —mintió Martin, forzando una sonrisa que no alcanzó sus ojos.

Pero por dentro, algo en él se retorcía. Cada vez que Juanjo reía, cada vez que lo veía ignorar deliberadamente su presencia, era como un recordatorio de lo lejos que estaban el uno del otro, pese a estar en la misma habitación. Juanjo no lo miraba, no lo buscaba, y esa indiferencia lo hería más de lo que estaba dispuesto a admitir.

La sensación de estar completamente solo en medio de una fiesta abarrotada empezó a apoderarse de él. Pero sobretodo la preocupación al no saber que había pasado para que Juanjo se comporte de esa manera.

Durante la fiesta había continuado con sus dos amigas, compartiendo una botella de champagne con ellas y aceptando sus bromas, pero su mirada continuaba constante en el cantante aragonés, que no había tenido ninguna intención en venir a saludar ni a sus amigas. Algo no cuadraba.

—Es que cuando está esa tía siempre es lo mismo, lo acapara todo el tiempo —bufó Belena con evidente fastidio, haciendo referencia a Ruslana.

—Es su novia, Belena, no seas mala. Y Martin es su mejor amigo —intervino Kiki, dirigiéndole una mirada de advertencia antes de sonreírle con disculpa a Martin, quien estaba sentado al otro lado.

El actor intentó ocultar su malestar, pero lo que le preocupaba no era lo que decían de Ruslana. No, le daba igual. Lo que de verdad le importaba era la actitud de Juanjo, cómo lo estaba ignorando durante toda la fiesta, y eso le generaba una rabia contenida que no sabía cómo liberar.

—No pasa nada, Ruslana es un grano en el culo siempre, no os limitéis por mí —se levantó con una excusa para alejarse—. Voy a por otra copa —dijo, mostrando su vaso vacío y caminando hacia la cocina, sin despegar los ojos de Juanjo, esperando que por fin reaccionara.

Pero antes de que pudiera llegar a su destino, unas manos firmes lo detuvieron por la cintura.

—¡Martin, qué sorpresa! Ya no me escribiste...

Era Hugo, un antiguo rollo que tenía, amigo de Alex. Había olvidado por completo su existencia por estar pendiente de Juanjo, ya sea fastidiándolo o simplemente tratando de llamar su atención. Hugo era un tipo bastante atractivo, con 24 años, ojos verdes y un cuerpo trabajado que solía destacar en el set de las producciones donde trabajaba. Sin embargo, ver a Hugo ahora solo le hizo recordar lo guapo que le parecía Juanjo.

—He estado liado con nuevos proyectos —respondió Martin, intentando sonreír para salir del paso.

Sin preguntárselo, Hugo lo empujó suavemente hacia una pared, como si quisiera hablar de forma más íntima. Martin se sintió incómodo, especialmente porque desde esa posición ya no podía ver a Juanjo. Eso lo irritaba aún más. ¿Por qué, justo ahora, Hugo tenía que interponerse?

—Que mal. Pero puedes sacar un tiempo para los amigos, ¿no? —dijo Hugo en tono seductor, acercándose más de lo que Martin hubiera preferido.

Aunque estaba inquieto, Martin no podía evitar pensar que esto podría ser útil. Quizás, solo quizás, con un poco de tonteo podría llamar la atención de Juanjo. —Hoy tengo mucho tiempo libre —respondió con un toque de coquetería, echando un vistazo rápido por encima del hombro de Hugo para ver si el cantante lo estaba observando.

Starry Night Donde viven las historias. Descúbrelo ahora