Cap11. Falso

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—¡Que no, coño! —exclamó Juanjo, ya visiblemente frustrado—. ¿De dónde sacaron esa puta canción? Ni siquiera debería estar aquí...

Su productor, Álvaro, lo miró irritado. Para él, esa canción era la mejor que había oído en mucho tiempo, y no iba a permitir que Juanjo se saboteara así—. Con esta canción terminamos el álbum, Juanjo. Es que estoy flipando de lo buena que es.

Juanjo negó con la cabeza, enfadado—¡Que no! Es demasiado personal para mí...

Álvaro se frotó la nariz con frustración—. Joder, Juanjo, literalmente tienes una puta canción que habla de tus capas, de cómo te has ido quitando cada una a lo largo de tu carrera. Tienes una canción para tu pueblo, otra para tu madre... ¿me estás vacilando?

Para Juanjo, este álbum estaba siendo algo muy personal, y Álvaro lo sabía. Nunca antes había producido un disco donde todas las canciones fueran tan buenas. Estaba convencido de que sería el mejor álbum de su carrera, uno que lo lanzaría a la cima.

—He dicho que no, y es que no —insistió Juanjo, cerrando la discusión.

Álvaro se levantó de su silla, exasperado—. Joder, Juanjo, que no es la primera vez que sacas una canción sobre sexo. Nadie se va a morir por eso.

Juanjo se mordió los labios, inseguro—. No es por eso...

El productor sevillano lo miró detenidamente, estudiando su reacción—. Podemos cambiarle la letra si eso te hace sentir más cómodo, pero vamos, hasta Harry Styles habla de un hombre en una de sus canciones.

Juanjo bufó, molesto—. Eso me da igual, tío —dijo tomando aire—. Pero esa canción es demasiado... real.

Álvaro entendió de inmediato, y una sonrisa se dibujó en su rostro—. ¿Esa canción tiene nombre y apellido, verdad?

Juanjo puso los ojos en blanco y se dejó caer en el asiento del productor—. No entrará en el álbum, y punto.

Álvaro se despeinó con rabia—. ¡Es la mejor canción que has escrito en meses! Y la melodía... —cerró los ojos, evocando la música en su mente—. Está para que ganes un Grammy, Juanjo.

El aragonés rió, aunque sabía que era su mayor sueño ganar un Grammy. Pero no estaba dispuesto a vender su intimidad de esa manera.

—Venga, piénsatelo, ¿vale? Te dejo para que la escuches otra vez. Para mí está perfecta.

—Anda ya, y quítate ese bigote, que a ti te queda fatal—soltó Juanjo, borde.

Álvaro levantó una ceja, divertido—. ¿Y a quién sí le queda bien, Juanjo? —preguntó antes de coger su abrigo y su botella, y dejarlo solo.

Juanjo se colocó los auriculares, respiró hondo y puso la canción. Su productor tenía razón; era la mejor canción que había hecho en mucho tiempo. No podía dejar que esa obra maestra se quedara guardada en un cajón. Si quería cumplir su sueño, al menos debía intentarlo. Después de todo, la canción no tenía un nombre específico...

La semana había sido difícil para él. Ruslana no se le despegaba ni un segundo, mostrándole un afecto excesivo al que no estaba acostumbrado. Lo único bueno era que prefería estar a solas, dejando de lado cualquier intento de juntarlo con Martin.

Desde la noche del cumpleaños de Kiki, no había sabido nada de Martin, salvo por lo que veía en sus redes sociales: fotos de su café matutino o el libro que estaba leyendo. Ruslana apenas mencionaba a su amigo, lo que le hizo suponer que también habían dejado de verse, aunque no tenía muchos detalles.

—¡Hola! —saludó Ruslana con un beso rápido en los labios al subir al coche. Habían quedado en almorzar juntos—. ¿Qué tal el álbum, lo has escuchado ya?

Starry Night Donde viven las historias. Descúbrelo ahora