El sonido del timbre resonó en la estancia, y Martin soltó un suspiro, sabiendo que la realidad volvía a llamar a su puerta. Con una mueca caprichosa, dejó que Juanjo lo levantara para ir a abrir.
—No quiero —se quejó, arrastrando las palabras como un niño—. ¿Podemos ignorarlo?
Juanjo rió, negando con la cabeza mientras le acariciaba la mejilla con ternura. —Ya está aquí, tu tranquilo que te espero hasta el final. —miro a su alrededor al no saber qué hacer mientras —¿Está sola la casa?
—Mis asistentes no trabajan de noche —respondió Martin, mientras caminaba hacia la puerta—. Pero siéntete libre de hacer lo que quieras mientras estoy en clase.
Apenas abrió la puerta, Vicky entró con su energía habitual, abrazándole con fuerza. —¡Mi niño! ¿Cómo estás? —preguntó la coreógrafa con una sonrisa enorme.
—Fatal —se lamentó Martin con tono dramático, llevándose una mano a la frente—. ¿Podemos cancelar la clase? Me duele la cabeza.
La risa de Vicky resonó en toda la casa mientras caminaba hacia el estudio. —Alex ya me avisó de que intentarías escabullirte —bromeó—. Pero no te preocupes, hoy solo te enseñaré el final de la coreografía, lo practicamos un par de veces y luego te dejo libre. ¿Te parece?
—Vale —aceptó Martin, encogiéndose de hombros—. Dame un momento para ponerme algo más cómodo.
Mientras Martin se cambiaba, pasó por el salón y vio a Juanjo, distraído con el móvil. Una sonrisa traviesa se formó en su rostro, y sin pensarlo dos veces, se acercó a él, dándole un beso en la mejilla por sorpresa.
—Te compensaré más tarde —le guiñó un ojo, disfrutando de la expresión de sorpresa en el rostro de Juanjo, quien apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que Martin desapareciera de nuevo hacia el estudio.
El actor terminó la coreografía con una sonrisa satisfecha. Los movimientos que había practicado eran cruciales para su próxima película, y sentir que los dominaba le llenaba de orgullo.
—¡Bravo, Martin! —exclamó Vicky, aplaudiendo con entusiasmo—. Lo has hecho de maravilla, ¡cada día te veo más suelto! ¡Naciste para esto!
—Gracias —dijo él, un poco sonrojado por los elogios, mientras se miraba en el espejo, evaluando los movimientos.
Cuando Vicky salió del estudio para atender una llamada, Juanjo aprovechó la oportunidad para colarse dentro. Al entrar, lo primero que vio fue a Martin, moviéndose con fluidez contra la barra, repitiendo los pasos con una concentración casi hipnótica. De repente, Martin se percató de su presencia y, con una sonrisa pícara, comenzó a ejecutar los movimientos más sensuales, esta vez mirando directamente a Juanjo a través del espejo.
—¿Perdona? —preguntó el cantante, sorprendido por la escena.
Martin levantó una ceja con actitud desafiante. —¿Te gusta lo que ves?
—Me encanta lo que veo —murmuró Juanjo mientras caminaba hacia él, colocando sus manos en la cintura de Martin.
—Estoy sudado —se quejó Martin, haciendo un pequeño puchero.
—No me importa, es el sudor de una estrella —susurró Juanjo antes de inclinarse para besarle.
Martin se aferró a su cuello, disfrutando del contacto que llevaba deseando desde que lo vio entrar. —¿Te ha gustado? Me está costando, pero me gusta mucho —confesó con una timidez inusual.
—Te lo he dicho antes, lo haces increíble. Pareces un bailarín profesional —respondió Juanjo, sonriendo mientras se mordía los labios—. Menos mal que has parado, porque si seguías, no iba a poder contenerme.
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Starry Night
FanfictionJuanjo Bona, el cantante más relevante de España en los últimos años, ha alcanzado la cima de su carrera y sigue subiendo como la espuma. Su voz y carisma han conquistado corazones y escenarios por igual, consolidándolo como una auténtica leyenda de...