Cap15. Change your ticket

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—No puedo más —Juanjo se acercó y lo soltó en un susurro—. No puedo, te lo juro, Martin, no puedo contra ti.

Quizás fue el alcohol lo que le hizo tirar su decencia a la basura. Aunque no fueron muchas copas; a la primera ya estaba buscando a Martin entre la multitud, y a la segunda lo estaba siguiendo hasta su habitación. Solo le tomó unos minutos decidirse a tocar la puerta, prácticamente rogándole por su atención.

—No lo hagas...

Eso fue lo único que Martin necesitó susurrar para que Juanjo dejara atrás sus principios, su fidelidad, y olvidara por completo que había una tercera persona.

Juanjo lo tomó de la cintura y lo besó delicadamente, un beso lento y húmedo, donde ambos se dedicaron a sentir cada uno de los labios del otro. Martin no pudo evitar fruncir el ceño, ya que ese beso era lo que llevaba deseando hacer desde que se reencontraron, con todas las ansias acumuladas.

El actor quedó fascinado, queriendo más. Notó la intención de Juanjo de separarse, pero Martin, ansioso por mantener esa conexión, lo sujetó con ambos brazos alrededor de la cabeza, atrayéndolo hacia él. Hizo que el mayor se inclinara aún más, obligándole a quebrar la espalda mientras intensificaban el beso con pasión y deseo desbordado. En ese momento, respirar dejó de ser una prioridad; lo único que importaba era la electricidad que compartían, la chispa que se encendía con cada contacto.

El aire alrededor de ellos parecía cargarse de una energía especial, como si el mundo entero se desvaneciera y solo quedaran ellos dos, atrapados en un torbellino de emociones que habían estado conteniendo por demasiado tiempo.

(E)

Sin pensarlo, el maño camino hacia dentro de la habitación junto a Martin, sin despegarse un milímetro, absortos en los besos que se daban. Juanjo acarició la espalda desnuda que había sido su tentación en todos estos días. Y con cuidado lo empujó hacia la cama.

Empezó a dejar besos en su cuello, mientras que Martin estaba perdiendo la paciencia al no poder desabotonar ni un solo botón. Juanjo rio entre besos, al escuchar un sonido de desesperación del vasco y segundos después dar por perdida su camisa favorita al ser rota por la fuerza en la que el vasco se la quitó.

—Joder —jadeó Martin quitando sus pantalones. Y Juanjo solo se encargó de quitar sus calzoncillos.

Con suavidad el maño se entretuvo en su pecho para bajar lentamente a sus muslos para dejar besos húmedos. Y luego perderse en la suavidad de su entrepierna.

Martin gemía desesperado pero cuando estuvo a punto de llegar lo atrajo por los brazos para hacerlo subir. —Así no, te quiero dentro —rogó agitado.

Juanjo sin pensárselo, cogió el preservativo que trajo con el, y se posicionó para empezar con las estocadas, con movimientos duros y rápidos como recordaba que lo volvían loco. Para juntos llegar al orgasmo.

Se quedaron un rato más en la cama, tratando de recomponerse. Martin no pudo evitar mirar a través de la ventana cómo las estrellas brillaban en todo su esplendor, y pensó en cómo esas mismas estrellas habían sido siempre testigos silenciosos de sus encuentros. Empezó a acariciar suavemente el pecho del mayor, mientras Juanjo observaba cada movimiento de su mano, con un brillo especial en el rostro. Estaba dispuesto a pagar lo que fuera por conocer los pensamientos que cruzaban por la mente de Martin.

La mano de Martin recorrió el pecho de Juanjo, bajando lentamente por sus brazos, saboreando cada instante de contacto. Continuó acariciando su mano, pero se distrajo al notar el tatuaje oculto que tenía el mayor. Se mordió los labios al darse cuenta de que, una vez más, había ganado; había vuelto a tenerlo para él, sobre él. Con suavidad, pasó sus dedos por el tatuaje.

Starry Night Donde viven las historias. Descúbrelo ahora