Era tan descarado que parecía imposible ignorarlo. Caminaba por la villa sin camiseta, con el bañador corto, mostrando más de sus piernas bronceadas. Sabía perfectamente cómo el sol acentuaba el brillo dorado de su piel, volviéndolo aún más irresistible. Reía con todo el mundo, su risa era una extensión de su personalidad, y Juanjo ya conocía de memoria los hoyuelos que se formaban en sus mejillas. Su sonrisa era su arma secreta; la utilizaba para conseguir lo que quisiera, y lo sabía muy bien.
Lo peor de todo es que era plenamente consciente de su efecto en los demás, y por eso lo seguía haciendo. Era un completo descarado que ni siquiera se preparaba el café por las mañanas. Con un simple movimiento de pestañas, cualquiera de sus amigos caía rendido a sus pies.
Desde lejos, vio cómo el objeto de sus pensamientos se acercaba junto a Ruslana, ambos absortos en alguna conversación. Los observó sin disimulo. Cuando estaban juntos, parecían un dúo poderoso, como los villanos de una película, siempre vestidos con las mejores marcas, oliendo a perfume caro y mostrando una complicidad envidiable. Tenía que sacárselo de la cabeza.
—¿Aburrido, cielo? —La pelirroja se sentó a su lado, sonriendo con curiosidad.
Martin se acomodó en su otro lado, y sin mostrar importancia, le tomó la pierna con su mano, sus anillos brillando llamando la atención. Solo él pareció notar el gesto, porque nadie a su alrededor pareció darse cuenta.
—No, todo bien. Necesitaba esto —contestó Juanjo, refiriéndose a las breves vacaciones.
—En cinco vamos a la playa —avisó Ruslana, dándole un beso en la mejilla antes de apoyarse en su hombro, distraída con su móvil mientras esperaban a que sus amigos bajaran.
Juanjo intentó retirar la mano de Martin de su pierna, pero al recibir un apretón fuerte se rindió, mirándolo con una advertencia que solo obtuvo una mirada burlona como respuesta.
Estaba tranquilo, pero el actor estaba empeñado en hacerle la estadía más difícil.
☆ ☆ ☆ ☆
—Y Juanjo me regaló dos pasajes para el destino que quiera —contaba Ruslana a su mejor amigo mientras tomaban el sol—. Ah, y un reloj también.
Martin asintió desinteresado, había dejado de escucharla hacía rato, perdido en sus propios pensamientos, maquinando nuevas formas de sacarle de sus casillas.
—Joder, olvidé mi bronceador. ¿Martin, puedes ir por él? —Ruslana suplicó, poniendo cara de cachorro.
Martin estuvo a punto de negarse, dispuesto a darle el que él traía, pero su atención fue captada al ver a Juanjo salir del mar, sacudiendo su cabello mojado con una masculinidad y seguridad que parecían imposibles. Sonrió ante la idea que se le acababa de ocurrir y escondió el bronceador que traía en su tote bag.
—Claro, le diré a Juanjo que me acompañe, así hablamos un poco —respondió con una sonrisa hacia la pelirroja.
Ella asintió entusiasmada, dejando que Martin tomara la iniciativa al ver acercarse al maño.
—Juanjo, ¿me acompañas por el bronceador de Ruslana?
Juanjo se sobresaltó al ser nombrado. Miró a Ruslana, esperando encontrar en sus ojos alguna pista de las intenciones de Martin, pero solo encontró su sonrisa y un gesto de ánimo para que acompañara al actor.
Ya habían hablado de esto, y Ruslana deseaba con todas sus fuerzas que su novio y su mejor amigo se llevaran bien. Seguro esto era parte de su plan para lograrlo.
☆ ☆ ☆ ☆
—¿Ya está todo? Vámonos, que Ruslana está esperando —dijo Juanjo, levantando la botella de bronceador y dándole una rápida mirada a Martin.
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Starry Night
FanfictionJuanjo Bona, el cantante más relevante de España en los últimos años, ha alcanzado la cima de su carrera y sigue subiendo como la espuma. Su voz y carisma han conquistado corazones y escenarios por igual, consolidándolo como una auténtica leyenda de...