Cap36. If a Could Fly

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—María, por favor, ¿y así quieres ser modelo? Deja de comer tantos chocolates...

Martin rodó los ojos y se sentó junto a su madre, visiblemente molesto. —Mamá, por favor, está en mi casa. Déjala en paz con tus manías.

Justo en ese momento, Juanjo pasó por allí, pilló un chocolate de la caja de su cuñada y le guiñó un ojo, sabiendo que él mismo se los había regalado. Ella protestó, medio en broma, mientras él sonreía con picardía. —¿Ya estáis todos listos?

Marina asintió con entusiasmo; era la primera vez que iba a un evento tan importante en la vida de su hijo como actor. —Claro, cariño, llevo años esperando este momento.

—Perfecto. Alex te llevará a ti y a tu madre por la alfombra roja, mientras yo me encargo de tus hermanos —explicó Juanjo, guiñándole un ojo a su novio.

Martin puso cara de puchero, todavía sin acostumbrarse a la idea de separarse de él en esos momentos, pero entendía que era necesario. Habían acordado mantener un perfil bajo en público para evitar tanto revuelo mediático en su relación.

De camino al estreno de la película de Martin, María y Eric iban poniéndole al día a Juanjo sobre sus vidas y cómo habían cambiado en los últimos meses. Le contaron que, aunque Marina seguía arrastrando algunas de sus manías superficiales como el cuidado extremo de la apariencia y los comentarios sobre la alimentación, estaba notablemente más amorosa y cercana. Ahora se preocupaba de verdad por sus intereses y sus sueños, y había aprendido a darles espacio para disfrutar de pequeños caprichos. Incluso en sus conversaciones con Martin y, en ocasiones, con el propio Juanjo, mostraba una calidez que antes no era tan común, un lado más afectuoso que ellos agradecían profundamente.

También comentaron sobre la nueva academia de modelos que abriría en Bilbao, donde María sería la primera alumna. Marina estaba decidida a apoyar los sueños de sus hijos, especialmente tras su reciente divorcio, y parecía decidida a redimirse y estar presente en sus vidas.

—Pero bueno, ¿qué culpa tengo yo de que mi cuñado me haya dado las entradas, eh? —protestó María al llegar al lugar del evento.

—Pues no presumas tanto, Mery, que esas entradas estuvieron agotadas meses —le advirtió, elevando las cejas—. Paul me las dio solo por tu cumpleaños.

La adolescente lo ignoró olímpicamente. —Pero es que necesito conocerlo, Juanjo, por favor.

Juanjo, con un suspiro, bajó del coche y le abrió la puerta a los dos hermanos. —Ya veo que conmigo ya no te basta —bromeó, fingiendo sentirse ofendido. —A ver, un día de estos lo invitaré a casa.

Fueron guiados por el staff hasta una zona privada, destinada exclusivamente a los familiares de los actores, lejos de las cámaras y del bullicio de la prensa, pero con una vista perfecta para disfrutar del estreno de la película.

Mientras tanto Martin y su madre avanzaban por la alfombra roja, posaban con elegancia ante cada cámara, desprendiendo una mezcla de profesionalidad y carisma natural.

—¡Qué guapa tu madre, Martin! —exclamó un periodista cuando el actor se detuvo para una breve entrevista.

—Muchas gracias —respondió Martin, regalando una sonrisa orgullosa.

—¿Y qué pasa con Juanjo? ¿No quiso acompañarte en un día tan especial o no quiere robarte protagonismo? —bromeó el reportero, intentando sacarle alguna reacción.

Martin soltó una risa breve, sin perder la compostura. —Juanjo está perfectamente, gracias por preguntar.

—Pero, hombre, queremos veros juntos en una alfombra roja, que desde que hicieron pública su relación no los hemos visto en eventos de este tipo...

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