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Dazai estaba concentrado en su computadora, sumido en su trabajo, cuando las voces en su mente comenzaron a resonar, desestabilizando su calma. Parecía que una balanza invisible colgara sobre su cabeza, oscilando entre dos fuerzas opuestas: un pequeño diablillo y un ángel diminuto, manifestaciones de sus deseos más profundos, se materializaron ante él.

El diablillo, con una sonrisa traviesa, sostenía una bolsa que decía: "Unas vacaciones de trabajo en una isla de ensueño en Europa". Por otro lado, el angelito llevaba una bolsa ligeramente más grande con la inscripción: "Me quedo en Japón porque no quiero dejar a Chuuya por un mes, aunque él se quede en Japón y tal vez ni siquiera quiera salir conmigo".

Ambos personajes colocaron sus bolsas en la balanza. Para sorpresa de Dazai, el peso del ángel hizo que la balanza se inclinara decididamente a su favor, a pesar de que la opción parecía más desalentadora y menos tentadora.

Dazai se sorprendió al darse cuenta de que, inconscientemente, ya había tomado una decisión. Agarró su teléfono y marcó el número de su manager.

—Pensar que voy a rechazar esta oferta... —murmuró para sí mismo, con un suspiro lleno de resignación.

—¿Hola? ¿Señor Dazai? —la voz de Higuchi resonó al otro lado de la línea, cargada de curiosidad.

—Hola, Higuchi. Solo llamaba para informarte que rechazo la oferta que me enviaron antes.

—¡¿Eh?! Señor Dazai, ¿se encuentra bien de la cabeza? —exclamó sorprendida la rubia, incapaz de contener su asombro—. Nunca pensé que lo escucharía decir que no.

—¡Estoy bien! —aseguró Dazai con una sonrisa que ella no podía ver—. Solo estoy eligiendo el amor por encima del trabajo.

—¿Amor por encima del trabajo? ¡Eso es un cliché! Al menos invéntese una excusa más creíble.

—Es inútil —dijo Dazai con un tono más firme—. Nada me hará cambiar de opinión.

Higuchi suspiró, resignada ante la determinación en su voz.

—Usted sabe mejor que nadie lo increíble que es esta oferta, así que supongo que no hay nada que pueda decir para hacerle cambiar de opinión. Dicho esto, en el Ministerio de Turismo de Croacia me han dicho que están encantados de esperar el tiempo que haga falta para que digas que sí. También me pidieron que siguiera intentando convencerte si te negabas la primera vez, así que te pido que lo pienses bien.

Dazai, después de colgar la llamada, se dejó caer pesadamente en su silla, mirando el techo como si buscara respuestas en las sombras que danzaban sobre él.

"¿Qué es el amor?", pensó, mientras la duda y la resolución luchaban en su pecho.

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"El amor es...", pensó Dazai mientras su mente se llenaba de pensamientos contradictorios, "...algo que te lleva a hacer todo tipo de locuras". En su mano temblorosa sostenía un antifaz negro, cuyo peso parecía intensificar el nudo que se formaba en su estómago. Sus ojos se clavaron en su reflejo en el espejo, luchando por mantener la compostura ante la ola de nerviosismo que crecía implacable en su interior.

"Para ser honesto, estoy nervioso por esta locura que estoy a punto de cometer...", suspiró mientras cerraba los ojos, intentando calmar la tormenta que rugía dentro de él.

—No finjas que no te gusta —le recriminó el angelito de su conciencia, con el ceño fruncido y una mirada de desaprobación.

—¡Ah! ¡Se me pone el pene duro solo de pensarlo! —exclamó el diablillo, riendo con malicia, disfrutando del dilema que consumía a Dazai.

FULL VOLUME || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora