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Dazai estaba en el ascensor esperando a subir al piso donde se encontraba su apartamento, y justo antes de que se cerraran las puertas entró un pequeño y bonito pelirrojo que ya conocía muy bien.

"Debe estar camino a casa desde el gimnasio". Pensó el castaño al ver las ropas deportivas que usaba su vecino. "Es gracioso como seguimos encontrándonos".

- ¡Hola! – dijo Dazai con una sonrisa, haciendo el primer movimiento como siempre. Pero el pelirrojo solo lo miro con desgano.

"Ni siquiera un hola de regreso...idiota grosero". A pesar de sus pensamientos, Dazai mantuvo su sonrisa. "Grosero como la mierda, pero lindo como el infierno". Se lamentaba por conocer a alguien que podía gustarle y desagradarle tanto al mismo tiempo.

Aun sonriendo y viendo que las puertas del ascensor no se cerraban, el castaño presionó el botón del piso donde ambos vivían.

"Quizás él no es tan malo". Pensó Chuuya después de recodar las palabras de su entrenador.

- Disculpa – soltó sin pensar, pero no dijo más porque empezó a darle vueltas a la situación.

"¿Realmente quiero hablar con el después de que se quejó de mis gemidos?". Chuuya se cuestionaba si era correcto seguir con la disculpa, pero decidió que terminaría lo que empezó.

- Gracias por traerme mis paquetes, antes-

Beep. Beep. Beep. Beep.

El sonido de las puertas del elevador abriéndose lo interrumpieron.

Dazai no dejaría pasar la oportunidad y antes de que Chuuya decidiera no hablar de nuevo. Colocó una mano en la espalda del más bajo y lo guío para salir del ascensor junto con él.

- Primero bajemos – dijo mientras lo empujaba suavemente.

Aun así Chuuya se sorprendió ante la repentina acción.

"Su mano...se siente tan caliente". Fue lo primero que le vino a la cabeza al pelirrojo al sentir la gran mano de Dazai firmemente en su espalda.

"Por lo menos el me dio las gracias". Pensó Dazai mientras le dedicaba una sonrisa satisfecha cuando ya lo tuvo frente a él.

- Honestamente yo estaba comenzando a creer que no lo apreciabas, pero es bueno oírte decir gracias – dijo Osamu tratando de no sonar engreído.

- Me aseguraré de arreglar las cosas con la empresa de envíos...es solo que me toma un tiempo hacer las cosas...- Chuuya hablaba un poco avergonzado.

- Entiendo. No quise burlarme de ti – le respondió Dazai – O bueno, talvez yo me estaba burlando un poco de ti – lo dijo con una gran sonrisa, un poco burlona, pero honesta – Es solo una pequeña venganza por actuar tan frío conmigo hasta ahora.

"Estaba de mal humor antes, pero ahora me siento bien. Que extraño...". Pensó Chuuya, un poco sorprendido por la expresión del otro, y porque de alguna extraña manera lo reconfortó.

Chuuya solo le devolvió una pequeña sonrisa.

Pequeña pero genuina.

Luego de aquel encuentro, Dazai entró en su apartamento y se quitó los zapatos en la entrada.

"Quizás él no es una mierda tan grosera". Mientras se quitaba el abrigo se dirigió a su escritorio y luego se sentó en frente de su computadora. "De hecho...él es súper lindo!". Dazai tenía la cara completamente roja y apretó con fuerza su mouse hasta el punto de romperlo un poco, porque no podía quitarse de su cabeza la linda sonrisa que le dio el pelirrojo.

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Chuuya estaba en el gimnasio. Hacía sentadillas con una barra como parte de su rutina de piernas de ese día.

FULL VOLUME || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora