En la penumbra de la mañana, Dazai estaba de pie junto a la cama, observando con una ternura casi palpable al hombre que descansaba entre las sábanas. Chuuya, con su cabello naranja desordenado y una expresión adormilada, apenas levantó la vista cuando escuchó la suave voz de Dazai llamándolo.
—Hey, Chuuya... —susurró Dazai, su voz cargada de una preocupación contenida.
—¿Hmm...? —respondió el pelirrojo con un murmullo apenas audible, aún sumido en la bruma del sueño. Sus ojos entrecerrados apenas lograban enfocar la figura de Dazai en la penumbra.
Dazai lo miró con afecto mientras se inclinaba un poco más hacia él, su tono firme, pero lleno de una dulzura innegable.
—Hay algo que debo hacer para el trabajo. No quiero dejarte solo, pero es importante. Lo siento.
Chuuya, aún envuelto en la somnolencia, intentó procesar las palabras. Su corazón se encogió ligeramente ante la idea de quedarse solo, pero no quería que eso se notara.
—Está bien... —murmuró con voz apagada, tratando de sonar despreocupado.
Dazai se inclinó más, llevando una mano suave a la mejilla de Chuuya en un gesto que buscaba consolarlo. Sus dedos trazaron un lento y cariñoso recorrido por su piel.
—Hay un vaso de agua junto a tu cama. Asegúrate de hidratarte, ¿sí? —le recordó con ternura, antes de inclinarse para depositar un beso ligero en la frente del pelirrojo—. Más tarde, deberíamos salir a caminar y ver la nieve. Ha nevado mucho.
Chuuya, conmovido por el gesto, sintió un cálido cosquilleo en el lugar donde los labios de Dazai habían rozado su piel. Lo observó enderezarse lentamente y dirigirse hacia la puerta. El suave sonido de la puerta al cerrarse resonó en la habitación, marcando la partida de Dazai. La soledad se instaló de inmediato, envolviendo a Chuuya, quien tomó el vaso de agua y bebió un sorbo para aliviar la sequedad en su garganta.
Después de dejar el vaso a un lado, se recostó de nuevo, su mente arremolinándose en pensamientos. Recordó las palabras que Dazai le había susurrado hacía unas horas.
"Tu mera existencia trajo luz a mi vida de nuevo... Te amo, Chuuya."
Chuuya sonrió para sí, mirando el techo, su corazón latiendo con un ritmo incierto. "Es curioso... él también salvó mi vida," pensó, una sensación cálida extendiéndose por su pecho. "Nunca creí que podría tener el mismo efecto en la vida de alguien más."
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—¿Qué es la felicidad? —dijo Dazai, mientras una suave risa escapaba de sus labios—. Es como una estrella brillante en la palma de mi mano —añadió de manera dramática, levantando su mano como si realmente sostuviera algo etéreo.
Kunikida lo observó en silencio por un momento, su expresión imperturbable, antes de decidir romper el hielo.
—Bien... —murmuró finalmente, aceptando el comportamiento enigmático de su amigo con una ligera inclinación de cabeza.
Dazai lo miró, con un brillo travieso en sus ojos.
—De todos modos, ¿por qué has pedido verme de repente? —preguntó, insinuando que había sido Kunikida quien había solicitado la reunión, aunque en su tono se percibía la ambigüedad habitual.
Kunikida sonrió levemente, tomando su vaso y dándole un pequeño sorbo, saboreando el momento antes de responder.
—Tal vez solo tienes suerte. Deberías invitarme un trago —replicó, su voz teñida de un tono relajado, casi divertido, mientras observaba con atención la expresión de su amigo. Colocó el vaso sobre la mesa, sus ojos centrándose en Dazai, disfrutando de la anticipación que flotaba entre ellos.

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FULL VOLUME || Soukoku
Fiksi PenggemarDazai enfrenta un dilema abrumador: su vecino Chuuya, insoportable y exasperantemente atractivo, se ha convertido en su obsesión. Para complicar las cosas aún más, Chuuya resulta ser el camboy favorito de Dazai, desatando una intensa frustración sex...