FULL VOLUME || Soukoku

16

Dazai se estaba riendo.

Chuuya estaba muy sonrojado. No sabía si de ira o vergüenza.

Había caído directo en la trampa de Dazai.

—¿Qué diablos? —empezó a decir lentamente—. ¡¿Conduces hacia la costa este solo por takoyaki?! —gritó molesto cuando se dio cuenta que ya había pasado más de una hora en ese carro.

Unos minutos después, llegaron a un pequeño pueblito que estaba frente al mar.

Chuuya estaba en blanco, mientras esperaba a Dazai en una pequeña mesa de un puesto de comida.

—¿No es excelente la vista? —preguntó el castaño llegando con muchos platos de comida, no solo takoyaki.

—Es tan grande que se siente irreal —respondió Chuuya de brazos cruzados claramente molesto—. De hecho, no sé ni como llegué aquí.

—Prueba el takoyaki —sugirió Dazai.

—¿Cómo encontraste este lugar? —preguntó el pelirrojo y luego probó un takoyaki.

Su cara cambio a una de completa felicidad, parecía un niño pequeño comiendo un dulce.

"¿Eh? ¡Sabe muy bien!", pensó mientras se metía otro a la boca.

—Escribo ensayos de viajes —explicó el castaño.

—Creí que solo ibas al extranjero.

—Empecé con viajes nacionales antes de ir al extranjero —contó Dazai imaginándose a el mismo de nuevo como un niño lleno de barro y maravillado por toda la naturaleza que lo rodeaba—. Cuando era niño, solía pasear por todas partes. Vivía en un pueblo rural —su voz empezó a sonar más melancólica—. Todo rodeado de montañas. Incluso había animales salvajes como jabalíes y ciervos de agua.

"¡Siempre pensé que nació y se crio en Tokio, o vivió en Europa o algo así!", pensó Chuuya realmente sorprendido.

—Solía mirar hacia las montañas y me preguntaba que podría haber del otro lado —continuó Dazai—. Algunas personas solo quieren llegar al pico de la montaña, pero yo quería viajar más allá —Hizo una pausa y sonrió cálidamente antes los recuerdos de su infancia—. Un día durante las vacaciones de la escuela secundaria, salí a un tour nacional en mi bicicleta, y así fue como empezó todo —Alzó la mirada, para ver la del pelirrojo quien lo estaba mirando fijamente—. ¿Alguna vez te has sentido así sobre algo, Chuuya?

—Yo —el pelirrojo se quedó callado, y se acordó que un par de años atrás estaba sentado en una silla, usando un mandil, y ante él, una escultura cobraba vida, haciendo que sus ojos se iluminen por la admiración y el amor. En aquel momento, el arte no solo era una presencia física, sino la esencia misma que infundía alegría a su ser— solía estudiar escultura en la universidad, pero ya no —dijo con la voz apagada y la mirada un poco triste—. Pero disfruté bastante hacer esculturas en el momento.

—¿Te gusta viajar? —Dazai siempre trataba de cambiar de tema cuando notaba que Chuuya se sentía incómodo o triste sobre algún tema en específico.

—Nunca he ido realmente a alguna parte.

—¿Ni siquiera con tus padres?

—Nunca.

—Entonces, ¿Por qué no hacemos este tu primer viaje? —dijo Dazai emocionado levantándose de su silla.

—No es exactamente una ubicación exótica —dijo el pelirrojo cabizbajo.

—Pero sigue siendo un lugar que no has visitado antes —insistió el castaño—. ¿Por qué no solo dejamos que pase y vemos a dónde nos llevan nuestros pies? —Le dirigió a Chuuya una sonrisa sincera.