Lynara Stark

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Si fue una buena jugada o no, ella ya había movido ficha. Sabía que no la matarían o lastimarían mientras el León de la Roca estuviera ahí, las tenía de ganar al obtener a un benefactor aún más poderoso que su hijo. Lynara suspiró con pesadez, a pesar de triunfar en ese momento, se sentía aún más lejana de su sobrino que en días anteriores. Debía sentirse bien, glorificada de haber salvado a su sobrina de un enlace tan desastroso como lo sería Joffrey bastardo Lannister, porque ahora Sansa sería algún blanco de un compromiso peor. Lord Tywin Lannister le permitió siempre y cuando leyera la leyera él primero y descubriera que, con el Joven Lobo, tenía su propio código. Por algo llegaban, porque no podía descifrarla cualquiera. Alys quería enviar alguna a Gendry, pero no era seguro, ya que no tenían señales de dónde estaba el joven. La Loba buscaba en sus sueños aluna señal de John, pensando que eso pudiera ayudar en algo, salvo que era alguien de negro, poco y nada podía hacer por él.

—Sigue gritando por las noches.

—Tú también te ves jodida.

—Eso fue muy gratuito de tu parte.

—¿Tenemos noticias?

—Tus misivas ya fueron enviadas.

—¿Ya se reunieron Lord Tywin y su hijo?

—Creemos que hoy.

—Necesito un Consejero de los Rumores.

—¿No soy suficiente para ti?

—No, necesito a Varys.

—Él ya te ofreció fidelidad.

—¿Crees que nos hagan algo?

***

—Pondremos las líneas de asedio a mil metros de Harrenhal.

—No habrá asedio, La Montaña no puede defender una ruina.

—La Montaña defenderá cualquier cosa que Tywin le ordene. Los Lannister han estado huyendo desde Cruce de Bueyes.

—Me encantaría pelear, a los hombres también.

—No creo que suceda.

—Doscientos norteños masacrados como ovejas.

—Lynara dijo que lo podríamos alcanzar aquí.

—Deberíamos dejar de confiar ciegamente en una mujer que jamás ha estado en batalla. Las mujeres no están destinadas a eso.

—Deberíamos saldar deudas.

—Será pagada, amigo mío, por ellos y por tus hijos.

—¿De veras? Se pudren en el suelo, mientras su asesino huye.

—El Matarreyes no estará libre mucho tiempo, los persiguen mis mejores cazadores.

—¿Ella previó todo esto? — murmuró por lo bajo.

—Sí, en una de las cartas hablaba de lanzarse del Torreón de Maegor si las cosas no mejoraban pronto— apenas le dio una mirada—. Hállenle un aposento que le sirva como celda.

—Es tu madre.

—Liberó a Jaime Lannister. Los Lannister les robaron a sus hijos y ella a ellos de su justicia.

***

—De los Siete Reinos, tres están en rebelión abierta... no tiene tiempo para otra cosa que crear estrategias.

—¿Y eso por qué debería importar?

—Te habrás librado de Joffrey, pero sigues siendo prisionera de los leones, ahora puedes perder la cabeza por lo que haga tu hermano.

—Y tú no ayudas comunicándote con él.

—Sólo lo mareo— sus pies colgaban rozando el agua, Alys imitaba su acción mientras Shae y Sansa estaban en bancos—. Cree que puedo obtener información valiosa, pero Robb no me dirá nada sabiendo que leen mi correspondencia.

—Al parecer, Tywin planea la estrategia... no creo que vuelva a marchar pronto.

—Y nos conviene que esté aquí.

—¿Por qué? No busca nueva esposa.

—No, dijo que colgaría a cualquier ramera que se paseara por aquí, así que no lo intentaré... me aburren tus juegos, Sansa, deberías volver al laúd y el bordado, sólo para eso eres entretenida— hablaba casi con asco—. Te gusta fantasear y por eso no te das cuenta de la ventaja que llevamos... inventar historias con los barcos, no hará que tu mente vaya lejos; sólo te deterioras cada vez.

—Creo que hablar así de lady Sansa no es la mejor opción.

—Cuando ella ponga de su parte, la trataré como me trate.

—La verdad es siempre terrible o aburrida.

—Como nuestra vida— y Alys soltó una carcajada al ver que tía y sobrina estaban por fin de acuerdo.

—Es un día maravilloso...

—Ya se le quitó.

—Lord Baelish.

—¿Podría hablar un momento a solas con Lady Sansa y Lady Lynara?

—Vi a Catelyn no hace mucho y tiene ganas de verlas, a su hermana también.

—¿Arya está viva? — preguntaron casi al unísono.

—Dijo que me llevaría a mi hogar.

—Usted dijo que su hogar era Desembarco del Rey.

—¿Le vas a creer al hombre que vendió a tu padre?

—Lady Sansa y yo podemos seguir...

—Con usted no irá, si tiene algo que tratar, lo hace conmigo...

—Hasta donde recuerdo, las dos son prisioneras.

—¿Quiere tentar a la suerte? Somos propiedad de la corona, esto será tomado como alta traición y me voy a asegurar de que sepan que fue usted...

—Si se lo dijera tan solo a alguien...

—Su cabeza colgaría junto a la mía y eso lo vuelve gratificante.

—Espero noticias de una misión que me alejará de la capital...

—Primero lo comprobaré y sabré si usted habla con la verdad.

—Debiste dejarlo...— frenó la mano de su sobrina cuando Baelish se fue y la apretó con tanta fuerza como sus débiles manos se lo permitieron.

—Sólo te recuerdo a quién debes tu lealtad, niña.

—Usted la ha traicionado.

—He mantenido nuestra cabeza en su sitio, ¿tú qué has hecho?