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—¿Cómo te sientes?

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—¿Cómo te sientes?

—Mejor— se removió en su lugar—, yo soy quien debería alimentarte.

—Déjame a mí, ha sido un día agotador y estresante.

—Cuéntame, es mejor que permanecer en vela.

—¿Tú en vela?

—No he tenido noticias del toro.

—Créeme, se mofarían de lograrlo, porque Arya iba con él.

—¿Crees que estén vivos? — su rostro se llenó de luz.

—Sí, confío en que sí.

—¿Cómo está Sansa?

—Ya lo sabes— suspiró—, floreció y Cersei le dio un gran sermón de madre.

—¿Crees que quiera encamarlos?

—No sin una boda, Sansa sueña con eso, por más que Cersei siempre obtenga lo que quiere, de ese sueño de niña no se va a salvar.

—¿Hay noticias del exterior?

—Hasta donde sé, los restos de Ned deben estar llegando a Invernalia, lord Tywin y el rey Robb ya recibieron mis pañuelos, pero nada más— a pesar de hablar de su sobrino, eso no le daba paz o alegría. Alys se enderezó y abrazó, Lynara lloró por lo bajo.

—La Casa Stark es la única preparada para sobrevivir al invierno.

—Iré por agua para asearte y te cambiaré el vendaje.

—Estuvo llorando otra vez.

—Señor— reverenció a Tyrion.

—Señora— devolvió el saludo.

—¿En qué puedo ayudarlo?

—Vine a ayudarla a usted— entregó una pequeña caja—, nuestra amiga en común me dijo que tenía algo en que trabajar.

—Se lo agradezco mucho— sonrió emocionada.

—¿A dónde iba?

—Necesito limpiar la herida de Alys.

—Permítame, haré que le traigan lo necesario.

—Muchas gracias, no sabe cuánto le agradezco sus atenciones— le acarició el hombro—. Si es posible, me gustaría caminar con usted, al alba.

—Me conformo con no ser comida de Skoll.

—Disfruta de las cabezas de mis agresores, no creo que voltee a verlo pronto— rio por lo bajo.

—Descanse, veré que las atiendan— comenzó a andar, luego giró la cabeza sobre el hombro—. No dude en venir si algo se ofrece.

—Ya lo oíste— Lynara brincó en su sitio—, a él se le ofrecen muchas cosas.

—¿Qué haces levantada?

—No podía desaprovechar la oportunidad.

—¿Sabías que venía?

—Ya es común que pases toda la noche en su pieza, o él en la tuya— se encogió de hombros.

—Que no te oiga su hermana.

—¿Y qué es eso?

—Voy a bordar una capa, ideal para un rey, un Rey en el Norte, Señor de Invernalia, Robb Stark.

—Tenemos noticias— Tyrion señaló la silla a su lado.

—¿Es Robb? — ya había seleccionado los hilos y los emblemas que pondría.

—No, pero igual se trata de su familia.

—No me mantengas en vilo, después de la emboscada, ya nada duele.

—Necesito que sea fuerte— tomó su mano y con la libre, entregó el mensaje.

La castaña lo vio inquisitiva, lo soltó y vio el pedazo de papel un momento, temiendo lo peor. Eran noticias funestas, a decir verdad, había escuchado los rumores de que Theon Greyjoy los había traicionado y vuelto al seno familiar, a las Islas de Hierro. Sin embargo, no estaba preparada para enterarse de que su sobrino adoptivo había tomado Invernalia y asesinado a los pequeños Bran y Rickon. Lynara se llevó una mano a la boca para intentar acallar el grito, tomó el plato y lo lanzó al suelo.

—¿De dónde sacó el coraje para hacer tal estupidez?

—Creí que amaba a tu sobrino.

—Sí, así era— gruñó—. ¿Ya se olvidó que fue tratado como un hijo más?

—Después de que su hermano lo secuestró— y dándole la razón al Gnomo, gritó hasta que su garganta ardió.

—¿Mi sobrino está bien?

—A las puertas de Harrenhal.

—Me voy, tienes que preparar la defensa de la ciudad.

—La mantendré notificada.

—Gracias, Lord Mano, Bronn— reverenció a cada uno.

***

—Ya puedo caminar sin ayuda.

—Atacarán la ciudad y necesito verte repuesta.

—Sansa no irá al campo— intervino Shae parada del otro lado de la habitación.

—Pero Tyrion sí, es mi protector hasta que llegue Lord Tywin.

—Creo que tu interés por el Gnomo va más allá.

—Crees mal.

—¿Es así?

—Te lo dije en su día y lo repito ahora— vio con severidad a la manceba—: mejor que crean que cualquier otra es la ramera del Gnomo, o en su defecto, que sea yo, porque una nueva herida será enviada a Robb y a Tywin. A ningún bando le conviene.

—Dicen que los Stark siempre cumplen sus promesas.

—Así es.

—Prométeme que no te enamorarás de él.

—¡Shae!

—Llevo esperándote toda la noche— las tres lo voltearon a ver.

—Eres hermosa.

—Mejor nos vamos— Alys se apresuró a sacar a su señora—. ¿Estás bien?

—Claro que sí, vamos, ya es tarde.

—Has cuidado de mí estas semanas, ahora quiero quitarte ese vestido y preparar tu cama.

—A su tiempo.

—La bastarda soy yo, la sirvienta soy yo.

—Eres mi mejor amiga— le sostuvo el mentón antes de besarle la comisura de los labios.

Lynara StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora