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—Ned...

—Ni lo menciones.

—Perdóname.

—Di a Alys que te prepare un té y ve a descansar.

—No hasta saber que has mejorado.

—Lo haré, anda, ve.

—Nunca he tenido miedo, ¿sabes? Pero verte delirar me hizo temblar, no estoy preparada para ver morir a mi padre.

—Rickard...

—No me refiero a él, Lyanna fue mi madre y por eso la idolatro tanto; Benjen siempre seguía a nuestra hermana y por eso fue mi primer padre... hasta que se unió a la Guardia de la Noche, pero me quedabas tú, no estoy lista para dejarte ir. La manada aún te necesita.

—La manada debe estar preparada...

—Somos niños, Robb está muy lejos y no podemos presentar un frente unido, ¿cómo sabré que mis cartas no son interceptadas por los Lannister o los Baratheon?

—Es más probable que Stannis o Renly nos apoyen a que Tywin lo haga.

—Tywin es un león, hay que darle un cordero.

—No eres un cordero, eres la joven loba.

—Eres fuerte, promete que te vas a levantar.

—Un Stark jamás rompe sus promesas.

—Te amo, hermano.

—Mía, ya llévala, por favor.

—Sí, mi señor.

Lynara salió seguida de su dama de compañía y alcanzó a ver al Rey Robert, a quien reverenció y este le besó el dorso de la mano, se vieron a los ojos un momento y se prometieron lo mismo con la sola mirada. Lo vio irse y exhaló con pesadez, si tan sólo se deshiciera de Cersei y la desposara a ella, las cosas serían tan fácil, pero Tywin no lo permitiría, antes humillaría a los Stark y le recordaría a Robert que consiguió el trono gracias a él. Enseguida pasó Renly y ambos se sostuvieron la mirada con algo de dureza.

—Veo que alguien no atendió las indicaciones del médico.

—¿Vendrás conmigo o me vas a juzgar?

—No me podré sentar a tu lado, ¿verdad?

—Podrás estar ahí.

—Hecho.

—Quemaron casi todo en la ribera: nuestros campos, nuestros graneros, nuestras casas. Ultrajaron a nuestras mujeres una y otra vez, cuando terminaron, las masacraron como si fueran animales. Cubrieron a nuestros hijos en brea y los prendieron fuego.

—Bandidos, al parecer.

—No eran ladrones, no robaron nada, incluso dejaron algo, Su Alteza.

—Te estás dirigiendo a la Mano del Rey, no al rey— Lynara torció los ojos ante el comentario, pero no estaba de más puntualizarlo—. El rey está cazando.

—Peces, el emblema de la Casa Tully. ¿No es la Casa de su esposa, Lord Mano?

—Méndigo cizañoso— murmuró Lynara y Alys le pellizcó el brazo.

—¿Estos hombres llevaban algún emblema?

—No, su... Mano. El hombre que los acompañaba, era un pie más alto que cualquier hombre que haya conocido. Lo vi cortar al herrero por la mitad, lo vi arrancarle la cabeza a un caballo con un simple golpe de espada.

—Carta, Alteza.

—Oh, gracias.

—Es para Lady Alys.

Lynara StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora