*Basado en la serie de Juego de Tronos*
Lynara Stark es la hija menor de Rickard y Lyarra Stark, nacida apenas un par de años de La Rebelión de Robert, al morir su madre de parto, su hermana Lyanna se encargó de su cuidado, hasta que sucede la batal...
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—Skoll, te ves hermosa— sonreía mientras la bañaba.
—Tía...— ella apenas se movió para indicarle que lo escuchaba—. ¿Ya habías tenido uno?
—No, nunca se me permitió, con suerte tuve mi caballo.
—Pero Tormenta ya es viejo.
—Sigue siendo fuerte, ¿qué pasa, joven Robb?
—Vi que llegó un cuervo y mamá salió a prisa a buscar a nuestro padre.
—No tardará en venir a decirme, no te preocupes— soltó al lobo en la tina, este salió gruñendo, aunque daba ternura—. Debes ser fuerte— lo tomó de las fauces—, vuélveme a gruñir y te dejaré sin pelaje.
—Es solo una cría.
—Esta belleza, crecerá y debe ser feroz, pero no conmigo.
***
—El rey viene en camino.
—Me pondré un vestido de Lyanna.
—¿Aún esperas ganarte su favor?
—Ese siempre lo he tenido.
—Se acerca el invierno— su hermana lo reverenció sentándose a su lado.
—¿Qué te preocupa?
—Viene con la reina.
—Supongo que es normal.
—Cersei podría declararse en tu contra.
—Ya lo hizo hace más de quince años.
—Murió Jon Arryn.
—¿Aceptarás ser la nueva Mano?
—Es un privilegio que no deseo.
—Y si yo lo acepto, entonces sí actuaría la reina en mi contra.
—Disfrutas tanto de provocarla, que te provocará tantos problemas.
—Aquí, en presencia de los dioses, sabes que yo la mataría con la espada de nuestra hermana antes de que ella me ponga una mano encima.
—Eso es aún más peligroso.
—Los Stark no rompemos promesas, ¿me equivoco?
—Para nada— suspiró con pesadez sabiendo los conflictos que eso provocaba en su matrimonio—. Vienen la reina, sus hermanos y los príncipes.
—¿No vienen también Tywin Lannister y todo Roca Casterly?
—Creo que no cabían en el séquito.
—Ordenaré que preparen todo para su estancia.
Como de costumbre, Lady Lynara daba órdenes a todo, a Catelyn le molestaba que la llamaran Lady Stark cuando era ella quien ostentaba el título. Ned no iba a mediar la discusión entre su hermana y su esposa, porque ahí no había discusión que llevar; a su hermana se le respetaba, era una Stark y el Norte se alzaría en armas si se llegaba a lastimar a la doncella. Doncella porque aún no concebía varón, ningún hombre habría profanado a la mujer de no ser por la protección de su hermano ni la del rey, quien le hablaba como si le pidiera disculpas.
Solo una ocasión, solo una bastó para demostrar aquello, pues hubo un altercado con una jovencísima Lynara y su madrastra, como muchos la llamaban, pues la acusó de ser bastarda de Lyanna, solo eso justificaría que la admirara con tanta devosión. Benjen mandó un cuervo desde La Guardia Real para saber la razón del conflicto, los Kastark y los Mormont mandaron emisarios en lugar de un cuervo, a las pocas semanas, Lord Mormont se presentó ahí mismo para sacar a la doncella.
El propio Robert le buscó una dama a la muchacha para que la cuidara, aunque era para tenerla de espía en su casa, por lo que Lynara discutió con Ned y fue a hablar con su hermano Benjen para pedir consejo, los tres barajeaban la posibilidad de que fuera una enviada de Cesei para atosigar a la joven. La mantuvo a su lado, al principio con recelo, pero lady Alys Snow supo ganarse el favor de su señora. La llamaba lady por la misma razón que no insultaba a Jon, porque era persona, a ella no le importaba que la llamaran bastarda, le interesaba más su valía y lo que ella pudiera hacer, en lugar de lo que un apellido significaba como argumento; en este caso no venía a cuento.
—Señora— reverenció a su cuñada.
—Necesitaremos muchas velas para la recámara de Lord Tyrion, me informaron que lee toda la noche.
—Me informaron que bebe toda la noche.
—Par de insulsos, si no trae a sus rameras, buscará a cualquiera de las criadas.
—Muchacha— reprendió su cuñada—. ¿Cuánto puede beber alguien de su... estatura?
—Subimos ocho barriles de cerveza de la bodega, ya lo sabremos.
—De todas formas, necesitamos velas.
—Iré a buscar a los chicos, tú ve con mis sobrinas— dijo la castaña a su dama.
—... al parecer el príncipe es un idiota.
—Piensa en todas las mujeres sureñas que se lleva a la cama ese imbécil.
—¿Quieres hacerle compañía a ese imbécil?
—Lady Stark.
—Tranquilo, bastardo, supervisé tu crianza, nos conocemos de siempre— se burló al recorrerlos a todos con la mirada—. Ven aquí, creo que pudiste dejarlo más al ras.
—Estoy bien, Lynara— la quitó y ella le dio un manotazo a modo de respuesta—. Ninguna mujer le interesa más que su cabello.
—Quita esa cara, Snow— ella y Theon se reían de las muecas de su sobrino.
***
Prometió a su hermano que dejaría su espada en la recámara, así que le tembló la mano cuando intentó volver por ella, por tanto que el rey quisiera a su hermana, una promesa a su hermano pesaba más. Pronto su vestido estaba listo y liso, se puso una peineta de flores, lo demás seguiría como lo traía siempre, no le gustaba peinarse como su cuñada o sobrina mayor, se puso la capa y el cinto donde siempre portaba su mejor arma. Anduvo con gran paso hasta colocarse a lado de Ned, Sansa hizo una mueca al respecto, pues ella debía estar atrás con Snow y Greyjoy, en lugar de con ellos. Robb le hizo espacio sin ningún problema.
—¿Dónde está Ayra? ¿Sansa, dónde está tu hermana? — a lo que la susodicha solo se alzó de hombros y la castaña apretó la mandíbula. La más pequeña del clan Skark llegó a prisa.
—Oye, ¿qué haces con eso en la cabeza? — inquirió Ned al quitar el casco—. Ve.
—¡Hazte a un lado! — empujó a Bran.
En primer lugar, entró el rubio y joven príncipe, el heredero de del Rey Robert Baratheon I, montando su caballo, con su majestuosa capa guinda a cuestas y sonriendo a su sobrina. Claro que, liderando la marcha, estaba el hermano de la reina, por si habría algún tipo de ataque o emboscada, él respondiera primero como Jefe de la Guardia Real. Robb notó las miradas de la pelirroja y el rubio, por lo que codeó a su tía y esta asintió de forma apenas perceptible. Entró el carruaje donde seguro iban la reina y los otros dos príncipes. Atrás, el rey, aquel que disfrutaba de montar a caballo y pelear, aquel que lideró la rebelión hacía más quince años y, por ello, recibió su nombre: la Rebelión de Robert. ¡Cuánto quedaba de aquel hombre! Todos inclinaron la rodilla ante el soberano de los Siete Reinos.