*Basado en la serie de Juego de Tronos*
Lynara Stark es la hija menor de Rickard y Lyarra Stark, nacida apenas un par de años de La Rebelión de Robert, al morir su madre de parto, su hermana Lyanna se encargó de su cuidado, hasta que sucede la batal...
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—No vas a ir.
—¿Por qué no?
—A esto solo van hombres.
—Tú no piensas así.
—Lynara...
—Por favor.
—No es bueno que veas ejecuciones.
—No es como si fuese a rodar tu cabeza, sino que veré como mi hermano imparte justicia.
—No hay forma de que te haga cambiar de opinión.
—Claro que no.
—Seguro ya ensillaste tu caballo.
—Fue lo primero que hice, luego lustré la espada de mi hermana.
—Y estás usando uno de sus vestidos.
—Tenía tan buen gusto.
—Se te ve bien.
—No obtuve su porte y belleza, pero creo que le hago justicia a su legado.
—Haberte apodado La Loba Silenciosa, no te sentó bien.
—¿Ah sí? — se burló mientras subían a sus caballos.
—Llevas todo el camino de parlanchina.
—Y no hablaré más porque no quiero que me ganes.
—Eso está por verse— exclamó antes de que se abrieran las puertas y salieran a todo galope para dar su acostumbrado paseo antes de las actividades diarias del Señor del Norte.
***
—Sigue, padre está mirando— habló Jon a su joven hermano Bran.
Robb y Lynara yacían codo con codo, apostados a un lado de los otros dos, el más pequeño giró y era verdad, Eddard Stark y Catelyn Tully estaban ahí, admirando a sus hijos, o bueno, no todos sus hijos, porque Jon Snow llevaba ese apellido por ser bastardo y Lynara era la hermana mayor del patriarca, pero apenas le llevaba cinco años a Jon y Robb, a quienes amaba como sus propios hermanos. Los padres asintieron a los niños para tratar de brindar apoyo. Bran no se veía muy contento con la labor, le frustraba no lograrlo todavía.
—Vas muy bien, pequeño.
—Claro que no.
—Que, si tú y yo nos montamos a un muro, seguro lo haces mejor que yo.
—Porque el vestido no te deja.
—Puedo ir por ropa de Robb y lo intentamos— Bran asintió frenético y estrechó la mano de su hermana—. Anda, si le atinas, no me darás ventaja en nuestra carrera— palmeó su hombro y el niño tiró, pero sobrepasó el muro y los otros dos se rieron.
—¿Quién de ustedes tenía puntería a los diez años? — habló Ned para hacerlos callar—. Sigue practicando, Bran. Vamos.