Capitulo 28

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°Narra la narradora que narra cosas narrativamente narradas°

—Oye, tranquilo, no me vayas a arrancar un pedazo— se reía mientras bajaba la cabeza divertida.

—No es nada de lo que reirse, no quiero lastimarte— el pelinegro se notaba genuinamente centrado en ayudarla.

El continuó deslizando su mano atravez de la piel de Umi, con delicadeza de no hacerle daño, su respiración se hacía pesada a medida que se concentraba en la dichosa tarea.

Cuando terminó, Ken se dió cuenta que la piel de ella brillaba más que nunca, sus ojos se iluminaron, y sin pensarlo mucho dirigió una mano hacia su abdomen para tocar este, haciendo que la hibrida soltara un quejido.

—Ay!, aún estoy sensible Kenji— decía ella con una notable molestia y cosquillas.

—Oh, perdona, ¿Que se supone que haces ahora?— se veía interesado en ayudarla en su recuperación, puesto que no podía abrazarla.

—Me debo de sumergir unos minutos bajo el agua, ¿me ayudas a ir hasta la bañera?— se intentaba incorporar, torpemente, siendo ayudada por ahora su novio en el proceso.

Ken la ayudó a pararse y la acompaño hasta la bañera, una vez alli, preparó todo y Umi entro en esta, el agua estaba bastante fría, al menos así lo sentía ella, pues tembló nadamás poner un pie dentro.

—¿Y ahora que? Solo te quedas ahí dentro?

—Sip, es para que mi piel se humecte— se apoyaba en la orilla de la tina para poder verlo, dejando fuera del agua solo su cabeza.

—Bien entonces te haré compañía— se sentó frente a la bañera apoyando su cabeza sobre la palma de una de sus manos, también quedando frente a ella.

Se quedaron mirándose, Ken estaba perdido en sus ojos, le encantaban, podía verlos durante horas, su cara, sus labios, su nariz y pelo mojado, todo de ella le encantaba.

Umi no era la excepción, le fascinaba la anatomía de Ken, su nariz tan peculiar pero a la vez tan hermosa a sus ojos. Sus ojos oscuros pero con un brillo sin igual, sus labios, los cuales te invitaban a besarlo, sus cejas, amaba las expresiones que lograba gesticular con ellas, sus manos, cálidas y acogedoras. Claro que ninguno de los dos dijo nada sobre el otro.

Aquellas miradas eran más que suficientes para dar a entender lo que pensaban, se comunicaban sin necesidad de una palabra. Sus miradas lo decían todo.

Umi suspiró —Dejame meter la cara unos segundos— rompiendo el silencio, y sacando de su trance a Ken.

Se acostó en la tina, y metió todo el cuerpo, incluida la cabeza, sacando una que otra burbuja, Ken no dejaba de mirarla en todo momento, cuando saco su cabeza, la cara le brillaba hermosente.

—Wow, literalmente deslumbras— impresionado le pasó un par de dedos por la mejilla, sintiendo lo húmeda y suave que estaba.

—¿Quieres entrar conmigo?— decía mientras se ponía más hacia delante para dejarle espacio.

—¿No te incomodaria?— no quería lastimarla o hacer el proceso mas tedioso de lo que ya era.

Umi negó con la cabeza, y Ken, más que contento, empezó a desvestirse, la hibrida no le quitaba la mirada de encima, pero ahora más que lujuria era amor, (que lindo novio tengo) pensaba cuál adolescente enamorada, a pesar de tener al chico justo frente a ella.

—Adoro cuando me vez así— se sincero el pelinegro.

Ella solo rió, sacando el tapón de la bañera para que un poco de agua se fuera por el desagüe.

¿Me enamore de una Kaiju? °Ken Sato × Oc-female°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora