Lia.
A pesar de mi insistencia para pedir comida mamá no cedió a ninguna de mis peticiones. Así que apenas llegamos se dirigió a la cocina para hacer el almuerzo, mientras yo aproveché para sentarme en el sofá y llamar al paranoico padre de la criatura. Quien iba ya por quince mensajes y dos llamadas perdidas.
Por supuesto que no me asombro que descolgara al segundo timbre y más con el nivel de ansiedad que se cargaba últimamente.
—¿En serio vas a ser así?
— ¿Así como amore mio? — respondo usando mi tono más juguetón.
—Siempre que te llamo lo hago por una razón Lia, ¿Por qué no puedes simplemente responder?
—Porque uno de los dos tiene que dejar de lado la paranoia— suspire con pesar, este comportamiento ya me estaba preocupando y lo cierto es que tenía mis razones para estarlo— Alex cariño, estoy en casa de mis padres, no he salido a ningún lado a excepción de la consulta de esta mañana, y planeo seguir así el resto de mis vacaciones, a las cuales le quedan tan solo cuarenta y dos horas, treinta minutos y nueve segundos.
—Aún no sé por qué la insistencia de pasar tus vacaciones en un lugar tan lejano, cuando aquí puedes hacer lo mismo y ser tratada como una reina.
—Quería ver a mamá y pasar tiempo con mi familia, además si lo que te preocupa es mi seguridad puedes estar tranquilo, esta casa es tan o más segura como la tuya y las chicas ya hicieron planes sus sin mí.
—De acuerdo, tan solo... cuídate ¿Sí? ¿Lo prometes?
—Lo prometo, te amo.
—Yo también las amo.
Apenas colgué mamá se asomó en el umbral de la puerta. De solo verla entrar mis tripas rugieron, así que me despedí, dispuesta a devorar mi almuerzo. Si unos meses antes me hubieran puesto esta variedad y cantidad de platos en la mesa, le habría recordado que solo seriamos nosotras dos y no un ejército. Sin embargo, en estos momentos una sola pregunta rondaba por mi cabeza apenas me senté frente a ella en la pequeña mesa de la cocina ¿Alcanzará? Eso era lo único que rondaba por mi cabeza desde que había salido embarazada.
Toqué mi vientre satisfecha y feliz, recogí los platos, fregué y subí a mi habitación para descansar un poco. Últimamente, no servía para muchas cosas aparte de comer o dormir.
Los minutos de paz, acompañados de un libro nuevo y la suave brisa californiana, definitivamente era justo lo que necesitaba para saber lo que es un embarazo tranquilo y feliz. Ojeo la página de la última novela recomendada por una influencer con un gusto para libros bastante confiable y similar al mío.
Las páginas lograron envolverme en poco tiempo y es que tenía tantas similitudes con la protagonista. La chica en cuestión había sido elegida por un temido mafioso, ella le salvó la vida y a los meses él vuelve para irrumpir en su rutina y casarse con ella, ya que ella era el centro de su oscura obsesión.
—¡Pero si es que lo tiene demasiado fácil!— exclame sin importarme que me dieran por una auténtica loca.
Es que... lo tenía fácil él viene y la reclama y ella se derrite, no lo hace sufrir ni siquiera le dice que espere, aunque con lo bueno que esta. Y entonces ¿qué es eso que sus padres están muertos? La familia política debe hacerle un mínimo de guerra para probar de que van ellos.
—Lia— llaman a la puerta y tardo al menos un segundo para mentalizarme que es a mí a quien llama y no a la protagonista, quien por cierto se llama Lea, solo tenemos una letra de diferencia.
—Entra mamá.
—Cariño tus amigas están aquí— anuncia y yo me congelo, dejando caer el libro de mi regazo al piso.
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¿En que lio me he metido? #PGP2024
AcciónMi nombre es Liana Watson, pero todos me dicen Lia, Lia de liar y no en el sentido más caliente de la palabra, sino del liar que es sinónimo de pescar problemas de gratis. Gracias a esa fama, me convertí en toda una maestra a la hora de encontrar c...