Capítulo 23

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Lia

Mi vida nunca ha sido tranquila porque en cada maldita decisión que tomo, es como si el destino me obligara a hacer honor a mi nombre, Lia, Lia de problemas y últimamente de caos, pero no cualquier caos, sino uno que involucra poderosos apellidos y sangre en su camino.

Esa es mi vida, o al menos una parte de ella, porque, por otro lado, está...

—Esa historia es tan aburrida que hasta Meg ya se durmió— concluye Flavia con un gesto desdeñoso en dirección a Kelly, quien se encoge de hombros, al no tener nada nuevo que decir, aparte del inminente divorcio de su ex.

Sí, me encuentro en una revitalizante noche de chicas. Después de la aparente tranquilidad con la que han transcurrido los días, no me queda otra cosa que alimentarme del chisme ajeno, es eso o pensar que Alexander decidió concluir nuestra relación de manera unilateral y sin previo aviso. Porque eso es lo único que puedo pensar cuando no se ha tomado la molestia de aparecer o dar señales de vida.

—No estoy dormida— responde Megan, interrumpiendo mis siniestros pensamientos, ya ni sé de qué va la pelea de estas dos— solo estoy verbalmente limitada por una mascarilla facial.

Exhalo aliviada cuando Kelly termina de darme el masaje en las manos, entonces coloca su cabeza en mis piernas y cierra los ojos mientras comienzo a aplicar mi famosa mascarilla casera para el cutis.

Flavia y Megan siguen en su burbuja discutiendo por quién sabe qué. Hasta que la morena decide poner fin a la conversación de la manera más infantil que conoce.

—Sí, si lo que sea— dijo aplicando una capa de esmalte rojo en sus uñas en una muestra de total desinterés, el cual no fue correspondido— Lia ¿Alguna novedad de caramelito? Hace rato que no escuchamos nada de él y sus veinticinco centímetros.

—No recuerdo haber compartido números con ustedes.

—Solo era una suposición querida, andabas tan contenta últimamente y todas sabemos que ese tipo de alegrías solo se puede lograr de una forma, pero volviendo al tema, entonces ¿Qué pasó con caramelito?

Su mirada inquisitiva es motivación suficiente para darle lo que quiere ahora, o no me dejara en paz por los próximos tres días.

—No hay ninguna novedad, la habría si se dignara a aparecer el muy hijo de su madre— despotrico, sin molestarme en ocultar la evidente molestia que vengo arrastrando hace casi quince días.

—O sea que desde que volvieron de América, ¿No lo ves? — pregunta Kelly afinando el oído.

—No, esa tarde lo único que hicimos fue cenar con mis padres y a la mañana siguiente tomamos el avión de regreso, pero todo fue normal, hasta su desaparición dos días después.

—¿O sea que lo llevaste a ver a tus padres?

—Escucho campanas de boda— canturreó Megan.

—No, para nada— negué aterrorizada el desatinado comentario.

Dios sabe que no, el matrimonio sería demasiado para mí.

—No lo llevé— carraspeo en un intento de explicarme mejor— básicamente fue a buscarme y mi madre lo invitó a cenar.

— ¿Quieres decir que el chavo comenzó a dar marcha atrás luego de la cena familiar? — pregunto Kelly, intrigada.

Asentí tratando de asimilar el regusto amargo que dejaba esa frase en mi subconsciente.

—Si... bueno... no lo puedes culpar por eso Lia, Alexander tiene tipo de ser perspicaz e inteligente— alego Flavia haciéndose la sabionda— y tener al señor Watson en calidad de suegro es un proceso complicado que requiere que arriesgues la vida en el proceso.

¿En que lio me he metido? #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora