Notilla: adelanté el capítulo de mañana porque necesito leer sus comentarios, realmente me alegran el día. Sin más disfruten.
Alexander.Italia, 24 horas antes del secuestro de Lia.
Llevo una semana, una maldita semana en Italia. Siete días en los que no he podido tocar a Lia, escuchar su voz o simplemente disfrutar de las locuras que pasan por su cabeza.
Quizás, si no hubiera sido por esa llamada, la tendría ahora mismo recostada contra mi pecho, con su respiración acompasada a la mía, mientras la observo dormir pacíficamente. Pero en vez de eso debo conformarme con una foto de ella y los escuetos reportes de Shadow.
Doy par de caladas a mi puro, mientras rememoro la cara de asombro de aquellos que intentaron matarme y terminaron muertos.
Todo fue una trampa, las otras familias de la Cosa Nostra nunca quisieron hablar conmigo y entregarme a Pedro. El encuentro fue una trampa bien pensada para eliminarme. Pero los muy hijos de puta, son más estúpidos de lo que creí. Ellos creyeron que yo caería así sin más y su error les costó la vida.
El sonido de una notificación interrumpe mis cavilaciones. Abro la bandeja de mensajes recientes y voy directo al correo que me ha enviado Shadow. Observo las fotos que acabo de recibir y leo atentamente la información adjunta.
Martin Lombardi, así se llama el gilipollas que comisionaron para matarme.
El correo no muestra nada de utilidad aparte de sus datos personales y habilidades.
Es un sicario hábil y caro, así que la persona que lo contrató para efectuar el trabajo, sabía bien lo que hacía.
Apuro el resto del trago, dejo el vaso en la mesita y salgo de la habitación en dirección al sótano, con la bebida aun quemándome la garganta.
Ya va siendo hora de disfrutar de la atracción principal de la noche.
Apenas abro la puerta del sótano, un hedor nauseabundo y desagradable se impregna en mi ropa.
Matar es más sencillo, pero eso de torturar nunca se me ha dado muy bien que digamos, ya que no soy un hombre paciente y menos cuando mis enemigos se toman tanto empeño en sacarme del juego.
Lombardi tiembla apenas nota mi presencia.
Su ropa está sucia y con restos de sangre seca. Sus heridas aún siguen abiertas, tiene el labio partido, un hematoma en el ojo derecho y al menos tres costillas rotas cortesía de Vladímir, a quien nunca en su vida lo había visto tan motivado con un prisionero.
Le dirijo una mirada antes de ir a la mesa donde están los instrumentos de tortura, que van desde una inusual variedad de cuchillos, a pinzas, jeringas y otras mierdas que solo Vladímir usa y entiende.
Tomo una pinza y me giro en dirección al hombre que está atado y amordazado en la silla.
—Déjalo vivo Alex, no es su culpa ser idiota— bromea Vlad antes de sentarse a mirar algo en su teléfono.
Empiezo con lo más sencillo, sus extremidades, pero mi torpeza abarca incluso algo tan sencillo como percibir el umbral del dolor ajeno. Así que el cuerpo que tengo delante, lejos de emitir algún sonido, simplemente se estremece y desfallece minutos después de ser arrancado el sexto dedo.
El agua fría saca al hombre de su letargo y entonces comienza a decir incoherencias.
Ni siquiera sabe con certeza que está haciendo aquí o quién era la persona que le mandaron a eliminar.
Y aquí está, justo frente a mí, a punto de convertirse en un amasijo de carne.
— ¿Quién te envío? —
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¿En que lio me he metido? #PGP2024
AksiMi nombre es Liana Watson, pero todos me dicen Lia, Lia de liar y no en el sentido más caliente de la palabra, sino del liar que es sinónimo de pescar problemas de gratis. Gracias a esa fama, me convertí en toda una maestra a la hora de encontrar c...