Capitulo 18

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Lia

Entro con toda la discreción que soy capaz de mostrar, pero para suerte mía, la oficina está llena, el sonido del picaporte me delata y seis pares de ojos se enfocan en mi dirección, apenas entro en la habitación.

Ni sé para qué vine a trabajar, aun sabiendo el interrogatorio al que me someterían apenas tuvieran la primera oportunidad. Luego de ausentarme a la segunda noche de chicas, declinar una salida al bar un viernes por la noche, eso sin mencionar que el tema de mi secuestro sigue siendo un misterio pendiente que mis amigas se mueren por saber.

Suspiro tratando de pasar desapercibida, pero la tarea es algo imposible de cumplir y más bajo la atenta mirada de Flavia.

—Señorita Liana María, desde que tenemos novio nuevo, casi no la vemos.

—No exageren, que ustedes han estado acampando en mi casa desde aquel día, ayer fue la única noche que dormí fuera.

—Y resulta que hoy llegas tarde— recrimina Flavia.

—Tuve que asistir a una reunión temprano en la mañana con los de marketing, ¿Algo más mamá? —respondo tratando de terminar la conversación, pero Kelly interviene.

—Anjá— afirma como si no me creyera, algo que yo en su lugar tampoco haría — ¿Viste lo cambiada que está después de haber asistido a la reunión Flavia? — señala con una sonrisa.

Pongo los ojos en blanco mientras comienzo a revisar las notas de la reunión ignorando las observaciones infantiles de mis amigas.

—Es que tu cara lo dice todo Lia.

—Sí, la tonalidad de esas mejillas no se consigue con maquillaje nena.

— ¿Y de cuándo acá ustedes son cosmetólogas?

—No hay que serlo, tienes cara de haber tenido un buen sexo.

Sí, lo tuve, eso de la reunión fue una tonta excusa que inventé porque Alexander apenas que me ve, empieza con él dale que te pego. Pero claro, si les digo eso a ellas... Mejor ni mencionar el tema, ya que le daría cotilleo para un mes entero.

—¿Entonces es oficial? No me jodas Lia que de seguro habrás disfrutado de algún que otro manoseo de camino al trabajo— argumenta Kelly siguiendo la idea de Flavia entonces ambas miran a Megan para que les siga el juego.

—Una buena noche de descanso también ayuda a mejorar el cutis— afirma Megan sin apartar la vista de la pantalla.

Sonrió al escuchar su respuesta, Megan jamás decepciona.

—¿Es en serio, Megan? — increpa Flavia.

—La vida privada de Lia no es asunto nuestro— contradice

—Sí, lo es cuando resulta ser que está saliendo con el jefe

—¡Joder! — casi escupo mi café al escucharla— ¿Cómo carajos saben eso?

— No hay nadie que no lo sepa, entonces Liana, ya no tienes excusas para no responder, a ver ¿De qué tamaño la tiene?

Ahora que lo pienso no reparé mucho en el tamaño, serían ¿20? ¿25? ¡Madre mía! ¡Ni que tuviera un centímetro allá abajo!

— ¿Cómo es en el sexo?

Deliciosamente exquisito, no tengo palabras, gracias a Alexander he descubierto la ninfómana que llevo dentro.

— ¿Dónde se conocieron?

Hace unos meses en las calles de New York, yo interpretando papel de dama y el de vagabundo.

— ¿Esos chupetones los dejo él?

Sí, y no te puedo explicar cómo me sentí cuando el último beso prolongo mi orgasmo devolviéndome la sensación.

— ¿Qué hicieron esa noche en su casa luego de irse del bar?

Nada, se desapareció y me dejo con las ganas el muy cabrón.

— ¿Vino contigo al trabajo después del secuestro? ¿Te rescató?

Me llevo a casa, y se negó a dejarme sola, no tuve que decirle que estaba cagada del miedo, él solo me miro y se quedó en silencio.

— ¡Queremos saberlo todo y cada uno de los detalles! —gritan ambas al unísono luego de haberme agobiado a preguntas, preguntas que acabo de responder mentalmente por inercia, dejándome con una sola interrogante ¿Será que me estoy enamorando en serio?

—Chicas por favor— les suplico— prometo que les contaré todo, pero antes ¿Creen que podrían dejarme trabajar?

— ¿En serio necesitas trabajar Lia? — responde Kelly con una sonrisa tirando de sus labios.

—Pues sí, los gastos, el alquiler y las facturas vienen a mi nombre— alego ocupando mi puesto, mientras me coloco los audífonos para concentrarme mejor en el informe.

Parte de la mañana se me va en la revisión de acuerdos que ya están por vencer, algunos no tan importantes y otros con alguna que otra cláusula cuestionable, así que escribo algunas anotaciones al dorso del documento para luego consultarlas con el jefe de logística.

Para cuando tengo tiempo de mirar el reloj es casi hora de almuerzo y por extraño que parezca, el trabajo me ha mantenido lo suficientemente ocupada como para no pensar en caramelito, al menos no más de lo debido.

¡Dios! El sexo de anoche no tuvo comparación, quiero repetir, con él siempre quiero repetir.

—Lia— Megan toca mi hombro y entonces pauso la canción— ¿Quieres venir a almorzar con nosotras?

Vuelvo a mirar el reloj, Alexander me prometió que hoy iríamos a almorzar luego de ocuparse de unos asuntos, supongo que cosas de mafiosos, aún está en tiempo, así que decido declinar la oferta, gesto que no pasa inadvertido para Flavia.

—Así se empieza— canturrea la morena— primero una noche, luego los almuerzos, puede que tengan inicios diferentes, pero todos los finales son los mismos, amigas que se van y jamás volverán.

Añade con su característico tono de tragedia griega.

—Estás exagerando— le digo tratando de volver al trabajo, pero su pregunta me lo impide.

— ¿Entonces qué es? Y si al menos nos contarás...— comenta dibujando un inocente puchero.

Así que eso era, ustedes solo quieren el chisme, lástima que no va a poder ser. Si se enterarán de que empecé a salir con uno de los hombres más peligrosos de Rusia, por no hablar del más temido en todo el bajo mundo, se opondrían de inmediato alegando que estoy loca, cosa que no voy a negar, estoy loca, pero loca por el Boss de la mafia.

—¡Hello!, la tierra llamando a Liana— Kelly chasquea los dedos frente a mí— ¿Almuerzas y nos cuentas el chisme en vez de quedarte sin señal o qué?

—Chicas yo...

Mi teléfono vibra sacándome del apuro. Es una notificación entrante, de nada más y nada menos que Alexander.

Estoy afuera, te espero.

Una estúpida sonrisa se escapa de mis labios, dijo que no le gustaban las citas, pero al final vino...

— Ya la perdimos otra vez— resopla Flavia— hola, tierra llamando a Lia ¿Acaso existe vida allá arriba?

—Chicas lo siento, pero tengo una reunión— tomó mi bolso y antes de salir me volteó y les guiño el ojo— ya les contaré cómo me fue en mi cita con caramelito.

Por el momento esa es la única información que puedo permitirme darles.


¿En que lio me he metido? #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora