Alexander
Las pisadas en el bosque se desvanecen tras una oleada de gritos.
Una búsqueda fallida.
Otra más en lo que va de noche.
Eso es lo único que me garantiza otro día de supervivencia, si bien, lamento no haberles dado una despedida digna a mis hombres, sé que ellos hubieran elegido que su sacrificio no hubiera sido en vano.
El bosque se convierte en mi mejor refugio, en el he logrado escabullirme, y pasar desapercibido, aunque esto de estarse escondiendo, es un atraso para mis planes en lo que respecta a salir a la civilización y tajar la cabeza del culpable, pero todo a su tiempo.
Paciencia, es lo único que le pido a dios, porque si me los pone enfrente los mato.
Por ahora la prioridad es comunicarme con mi gente lo antes posible, ellos deben saber que estoy vivo, como también necesito encontrar a alguien que ocupe mi lugar entre los muertos.
La lluvia vuelve a intensificarse y eso me obliga a detenerme.
¡Joder! El clima de este país me resulta odioso, digamos que lo suficiente como para discutirle el primer lugar al acento italiano. La lluvia disminuye y continuo la marcha, pero no a la velocidad que quisiera.
Resulta ser que los matones de la mafia italiana todavía me están respirando en la nuca como si esto fuera una cacería.
Borro todas las huellas del campamento improvisado y espero con paciencia, -sí, esa que le pedí a dios- a que terminen de hacer lo que sea que estén haciendo. Acalladas las voces que desde tan cerca merodeaban el terreno, salgo de mi escondite.
—Miren lo que dejó la lluvia—
¡Mierda! A esto yo le llamo un error de cálculo.
Intento voltearme levemente pero el cañón de la pistola esta justo detrás de mi nuca.
En un rápido movimiento me volteo, le quito el arma, y lo estrangulo dejándolo tirado en el piso, observo el cadáver y noto varias coincidencias en complexión, altura y otros rasgos básicos. Acabo de conseguir un sustituto. Intercambiamos la vestimenta y le hago varias laceraciones simulando el ataque de algún animal.
La noche se traga el ultimo fragmento del atardecer. Un día, 5 horas y 30 minutos fue lo que me tomó salir de ese asqueroso bosque, incluso podría haber salido antes, pero resulta ser que el clima de este país me odia y lo cierto es que el sentimiento es mutuo.
Siguiendo las señales de la carretera que logró descifra el rumbo a mi objetivo, Me encuentro en las inmediaciones del estado de New York.
Lo primero en mi lista es ir a los barrios bajos, puede que allí dé con alguna pista sobre los traidores que están dentro de la organización, lamiéndole el culo a mi hermano. Lo segundo es volver a Rusia y cocinar la cabeza de Pedro en un horno lo suficientemente grande como para que su estupidez lo acompañe.
A lo lejos logro vislumbrar unas luces que me son familiares y un cartel que confirma la cercanía de la gran manzana.
***
Tres días, siete horas, cuarenta minutos y más de treinta traidores ejecutados ¡Esto sí que es un récord!
Años de entrenamiento bien aprovechados, gracias a ellos he logrado infiltrarme en el territorio de mi hermano, sobrevivir a las pandillas y llegar a lugares donde me hubiera resultado difícil entrar con mi nombre y apellido.
Sin duda Pedro ha hecho una magnifica campaña para convencer a todos que él sería el próximo Boss. Estoy seguro que habría tenido más futuro en la política, ya que su muerte como mafioso es inminente.
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¿En que lio me he metido? #PGP2024
ActionMi nombre es Liana Watson, pero todos me dicen Lia, Lia de liar y no en el sentido más caliente de la palabra, sino del liar que es sinónimo de pescar problemas de gratis. Gracias a esa fama, me convertí en toda una maestra a la hora de encontrar c...