Capitulo 7

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Moscú, cuatro días después.

Lia

Unos ojos verde olivo se topan con los míos, mientras comienzan el lento y tortuoso descenso por mi cuerpo. Estoy desnuda e indefensa, en una habitación ensombrecida, pero nada de eso me aterra, al contrario. La oscuridad es cómplice y testigo de los mejores besos, sí, esos que se disfrutan en silencio.

La ansiedad por tenerlo en mi boca de todas las formas que conozco genera una extraña sensación en todo mi cuerpo. La cual no hace más que incrementarse conforme se va acercando. Estoy excitada.

Él lo sabe y sonríe.

Su rostro se descubre a medida que avanza, lo conozco, pero la poca iluminación me impide ver su rostro con claridad. Sus manos comienzan a acariciar mi piel suavemente, despertando sensaciones que nunca antes había experimentado.

Sus labios me reclaman con prepotencia y anhelo, haciéndome sentir deseada.

Mientras no se limita al explorar cada rincón de mi cuerpo. El roce de la tela de su fina camisa contra mi piel me hace estremecer de placer, mientras susurra puras guarradas, que no hacen más enloquecerme.

Mi respiración se acelera, cuando comienza a darle atención a ese botón sensible entre mis piernas.

¡Madre mía! Que bien se siente ser tocada por un dios griego.

Quiero más, necesito sentirlo.

Desabrocho la pretina de su pantalón, y bajo su cremallera

Mis manos se cuelan sutilmente hasta llegar a su objetivo y sacarlo.

Bajo la mirada por unos segundos y sonrío encantada de ver su polla erecta.

Dios, es una delicia.

Suavemente, comienzo a frotarla contra la palma de mi mano, arriba y abajo. Gruñe y en respuesta y comienza a intensificar sus caricias en mi pecho y clítoris.

Mis gemidos se intensifican y lo siento cada vez más duro.

- ¿Dónde la quieres? - su voz es apenas un susurro gutural.

Otra pregunta como esa y juro por dios que podría venirme aquí mismo.

-Sorpréndeme- le insto siguiendo nuestro pequeño juego de roles.

Me da la vuelta poniéndome de cara contra la pared, levanta mi muslo y desliza suavemente su polla por...

Un dolor punzante se extiende por toda mi espalda baja, me despierto abruptamente, justo a tiempo para evadir una patada que termina mandándome directamente al piso.

La causa de todos mis males está roncando justo en a mi lado.

¡Me cago en todo lo que se menea!

En ocasiones mi vida se resume, a pasar de tener un sueño caliente con un chico sexy, es decir, la expectativa, a recibir una patada en las costillas por parte de mi mejor amiga, realidad.

Suspiro abandonando la comodidad de mi cama para tomar una ducha y encontrarme con una sala completamente regada.

Llegamos a Moscú, hace aproximadamente 72 horas. Tres días que fueron una completa locura, entre los trámites aduanales, el retraso del vuelo y Flavia que decidió tirarse al piloto porque le faltaba esa profesión en su lista de ligues. Porque si por un momento se imaginaron que cogía por coger, están en un completo error.

Del aeropuerto nos dirigimos directo a casa. Gracias a Megan habíamos logrado encontrar y alquilar un piso entero, compuesto por 4 apartamentos, por el período de por 1 año. Uno para cada una, o al menos así era en teoría, hasta ayer.

¿En que lio me he metido? #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora