¿Sería demasiado raro si les confesara que se me antojó ir de compras estando de viaje? Porque justo eso es lo que estoy haciendo.
— ¿Podrías alcanzarme la cocoa y el polvo para hornear por favor? — digo y un brazo largo y musculoso hace aparición en mi campo de visión.
Acto seguido una pequeña sonrisa triunfal se dibuja en mis labios al ver ambos productos adornando mi carrito de compras.
Sí, leyeron bien, estoy en un supermercado haciendo las compras, y la persona que acaba de acatar mi orden es, nada más y nada menos que el gran jefe de la mafia rusa, alias mi caramelito.
Desde atrás, con paso medido, mirada amenazante, pinta de guardaespaldas feroz, vaqueros rasgados y una camiseta que se ajusta deliciosamente a sus pectorales, está Alexander, protagonizando las fantasías de cada fémina presente en la tienda. No sé por qué, pero el estar así con él me hace muy feliz, le da ese toque de normalidad que tienen todas las relaciones.
Mafioso de noche y novio de día, la idea de poseer a este hombre solo para mí es abrumadoramente tentadora. Ya no tengo dudas, le caigo muy bien a alguien allá arriba, porque esto no se ve todos los días.
Por increíble que parezca, solo me ha tomado unos minutos encontrar todos los ingredientes que necesitaba y algunos enceres menores para hacer un pastel de naranja. Aunque planeo hacerle detalles de chocolate, porque solo un pastel de naranja con detalles de chocolate puede saciarme las ganas, bueno, las de comer, porque con las otras no tengo problemas.
Reviso la lista con tal de no haber olvidado nada, pero quedo a mitad de lectura cuando unas manos robustas y poderosas me empujan hacia atrás.
Una de las ventajas de tener un novio obsesionado con el cuello, es que a cada segundo entierra su nariz en el, dejando un reguero de besos y mordiscos, que sabe que me gusta. Este hombre solo sabe jugar sucio.
Es imposible ignorar el cosquilleo que surge en mi bajo vientre cuando todo su cuerpo se cierne sobre mí, desde atrás.
—Mira como me pone ese culo— frota su creciente erección y yo empino mi trasero buscando el roce con su cadera.
Termino soltando un gemido en plena tienda cuando logro sentir como su miembro se endurece, e imagino la de cosas que puedo hacer con ella. ¡Que alguien me ayude! Porque lo que ocurre entre este hombre y yo, no es normal.
He sido bendecida por un novio edición limitada, solo que no sé si agradecerle a dios o al diablo.
— ¡Menudo espectáculo estamos dando! — mentira, el pasillo más vacío no puede estar—Ustedes, los hombres solo piensan con la polla— susurro, bien feliz de saber el efecto que causo en él.
—Estás en un error cariño, soy la cabeza de la mafia y estoy en la cima de la organización, porque nunca he pensado con ella— ¿Es idea mía o eso que sentí fue una mordida? — pero no se equivoca el refrán al decir que cada hombre tiene su droga y tú eres la mía, eres mi propio afrodisíaco Lia y creo que ya soy un adicto a la esencia que desprendes.
¡Madre mía! Siempre me preguntaré como una sola frase suya puede dispararme el lívido a mil.
El pobre carrito de compras queda abandonado en medio del pasillo cuando Alexander toma mi mano y me arrastra al baño. Sus zancadas me tienen caminando a puros trompicones y por increíble que parezca, el corto recorrido no hace más que humedecerme al pensar en su deseo y mi necesidad de ser saciada por él en todo momento.
Ni siquiera nos molestamos en mirar a cuál de los dos baños entramos, él simplemente irrumpió en el primero que vio y me subió en la encimera con las manos fijas en mi cintura.
ESTÁS LEYENDO
¿En que lio me he metido? #PGP2024
БоевикMi nombre es Liana Watson, pero todos me dicen Lia, Lia de liar y no en el sentido más caliente de la palabra, sino del liar que es sinónimo de pescar problemas de gratis. Gracias a esa fama, me convertí en toda una maestra a la hora de encontrar c...