Lia
Los Ángeles ciudad de las estrellas, farándula alocada y bares, muchos bares.
Y justamente a uno de ellos me dirijo.
Mala fama, una de mis canciones preferidas, resuena a todo volumen en la radio de mi auto, mientras coreo el estribillo de la letra.
Abro la ventanilla y aspiro la brisa nocturna.
— ¡Los Ángeles te amo! — grito a un volumen moderado para evitar la multa.
Y el sonido de una notificación interrumpe mi fugaz arrebato.
¿Vienes? Mejor dicho... dime que ya llegaste :D.
—Estoy en camino. —
—Date prisa que el tuyo está peligro, una rubia peligrosa le acaba de echar el ojo. —
Sé que algún que otro día tendré que arrepentirme de la mala vida que llevo, pero no esta noche, not today, como dice la canción, no en mi guardia, como diría Batman, porque esta noche no hay quien me la arruine.
Faltan pocos segundos para reanudar la marcha, cambio de velocidad para arrancar en cuanto pongan la luz verde, pero resulta ser que en un mero reflejo del choque termino rebotando como una pelota contra el conductor del frente.
Fue idea mía o ¿Acaban de empujarme? ¡Menudo idiota!
Salgo transformada en toda una amazona y le toco la ventanilla al imbécil, él la baja y automáticamente me detalla de arriba abajo.
—No tengo dinero putita.
Cabello suelto y ondulado, maquillaje oscuro, labios carmín, un escote de muerte, pechos generosos –uso una 38— vaqueros ajustados y tacones de 10 cm, ¿Soy una puta? No, ahora bien... ¿Lo parezco? —vuelvo a detallarme— quizás... un poco.
Me encojo de hombros ante la respuesta del tipo, y su mirada no se despega de mis pechos.
— ¡Oye que la cara es aquí! — le grito y sonríe lascivamente— ¡Me has chocado jodido imbécil!
—Solo déjalo pasar cariño, ni siquiera tengo dinero ni para pagarte la noche.
Y dale con lo de puta.
—No soy una puta y usted me ha chocado, la cortesía indica que debe salir del auto disculparse y preguntarme si estoy bien.
—No sabía que las putas tuvieran educación.
Muy bien esto ya se pasa de castaño oscuro.
—Cariño— tomo prestado el apelativo con el que me ha llamado hace unos minutos, con la sencilla diferencia que yo lo use en un tono más meloso— ¿Podrías salir del auto por favor?
El hombre duda, pero obedece y sale del auto.
Entonces le dedico una mirada sensual, y con extrema delicadeza deslizo el costoso calzado de mis pies y le encajo el tacón en la cabeza.
—Sí, ¿A que no te esperabas eso gilipollas? — exclamo triunfal, mientras el hombre grita y no precisamente flores.
Una vez que ha interiorizado que ha sido golpeado por una mujer, su rostro se contrae lleno de furia.
Levanta la mano con la clara intención de pegarme, yo agarro el otro zapato...
—Pero ¿Serás cabrón? — gritan a mis espaldas.
—Otra más ¿Que acaso se han dado a la fuga todas las locas? — protesta el hombre con la cara hecha un poema.
— ¿Fuiste tú quien me chocó? — pregunta la chica y niego, señalando con la cabeza la parte trasera de mi coche, que está toda abollada— así que fuiste tú— asume ella y el hombre exasperado pone los ojos en blancos— ¿Qué no deberías disculparte?
ESTÁS LEYENDO
¿En que lio me he metido? #PGP2024
AksiMi nombre es Liana Watson, pero todos me dicen Lia, Lia de liar y no en el sentido más caliente de la palabra, sino del liar que es sinónimo de pescar problemas de gratis. Gracias a esa fama, me convertí en toda una maestra a la hora de encontrar c...