La mañana después de la fiesta, Carlos se encontraba en el sofá, intentando despejarse con un café negro. La llamada de Lucía seguía retumbando en su cabeza. Había notado un tono frío y distante en la voz de Lucía, algo que no podía ignorar. Cuando finalmente llegó el momento de encontrarse, el sol apenas comenzaba a asomarse, y Carlos se sentía nervioso mientras esperaba en el parque donde habían acordado verse.
Lucía apareció a la hora acordada, su expresión era una mezcla de tristeza y determinación. La atmósfera entre ellos estaba cargada de tensión desde el primer instante. Carlos intentó abordar el tema con suavidad.
—Lucía, sé que lo que hice fue horrible. Lo siento, de verdad. Pero por favor, déjame explicarte.
Lucía lo miró con ojos fríos, su dolor palpable. Se detuvo frente a él, cruzando los brazos.
—Carlos, no se trata solo de tus palabras. Se trata de lo que hiciste. Me has traicionado de la manera más cruel posible.
Carlos frunció el ceño, tratando de entender.
—¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué quieres que haga para solucionarlo?
Lucía respiró hondo antes de responder, sus ojos reflejaban una mezcla de dolor y resolución.
—No se trata de que puedas "solucionarlo". Lo que hiciste no tiene arreglo. No solo rompiste mi confianza, sino que también me has demostrado que no tienes respeto por lo que compartimos.
Carlos, frustrado, intentó acercarse a ella.
—¿Qué estás diciendo, Lucía? Esto no tiene sentido. Solo fue un error. Podemos superarlo, podemos arreglarlo.
Lucía lo miró con un aire de firmeza que Carlos nunca había visto antes. Sus palabras fueron medidas y serias.
—Hay cosas que no se pueden superar. Yo... yo tengo un poder que puede cambiar las cosas, y he decidido que necesitas entender la magnitud de tu error. No puedo simplemente olvidar lo que hiciste y seguir como si nada.
Carlos se quedó en silencio, sin poder comprender el alcance de lo que estaba diciendo.
—¿Qué quieres decir con "cambiar las cosas"? —preguntó con un tono desconfiado.
Lucía dio un paso hacia atrás, como si necesitara espacio para formular sus pensamientos.
—Voy a hacer que vivas en carne propia lo que significa sentirte vulnerable y desubicado. Quiero que experimentes lo que se siente perder el control y ser juzgado por algo que no puedes cambiar.
Carlos se rió nervioso, pensando que Lucía estaba hablando en serio.
—¿Estás bromeando? No puedes hacerme eso.
Lucía no sonrió. Sus ojos brillaban con una intensidad mágica que Carlos no había visto antes.
—No es una broma, Carlos. Tengo el poder de transformarte, y voy a usarlo. Quiero que experimentes lo que es estar en una posición donde no puedes esconderte detrás de tu fachada.
Carlos frunció el ceño, el miedo empezando a reemplazar la incredulidad.
—¿Qué vas a hacer exactamente?
Lucía lo miró con un aire implacable.
—Voy a transformarte en mujer y voy a hacer que enfrentes las consecuencias de tus acciones durante un mes entero. No será fácil, y no será rápido, pero es necesario para que entiendas la magnitud de lo que has hecho.
Carlos se quedó helado, sin palabras. El tono de Lucía era definitivo y su mirada mostraba que no había vuelta atrás. La realidad de la situación comenzó a hundirse en él, y aunque intentó hablar, las palabras se atoraron en su garganta.
—Te voy a dar tiempo para procesar esto —dijo Lucía con calma—. Cuando esté lista, te mostraré lo que significa realmente enfrentar tus acciones.
Lucía se dio la vuelta y comenzó a caminar, dejando a Carlos solo con sus pensamientos y el peso de la culpa que comenzaba a sentirse más real que nunca. Carlos no podía escapar de la verdad: estaba a punto de enfrentarse a una prueba que cambiaría su vida de formas que nunca habría imaginado.
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EL CASTIGO DEL INFIEL
Khoa học viễn tưởngCarlos era uno de los chicos más populares de la universidad, con una vida que cualquier persona envidiaría. Sin embargo, todo cambió la noche en que traicionó a su novia, Lucía, durante una fiesta. Lo que Carlos no sabía es que Lucía tenía poderes...