Capítulo 25: ¿Un embarazo?

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El día había sido largo y agotador para Sofía. Mientras terminaba sus clases y se dirigía a casa, una sensación inusual comenzó a recorrer su cuerpo. Aunque intentó ignorarla, la sensación de incomodidad se hizo más persistente con cada paso que daba.

—¿Qué estará pasando? —murmuró para sí misma, sintiendo un tirón en el abdomen.

Mientras caminaba, comenzó a notar que su estómago parecía estar hinchándose lentamente. Su ropa se empezó a tensar alrededor de su cintura, y los botones de su blusa se estaban estirando hasta el límite. Sofía intentó mantener la calma, pero la creciente sensación de plenitud en su abdomen no dejaba de aumentar.

—Esto no puede estar pasando... —se dijo, tocando su estómago que ya se estaba curvando visiblemente.

El cambio no se limitaba solo a su abdomen. Sofía notó cómo sus pechos estaban creciendo y volviéndose más sensibles. Su figura se estaba transformando, con curvas más pronunciadas y una sensación constante de tirantez. Cada paso parecía amplificar los cambios que estaban ocurriendo en su cuerpo.

Al llegar a casa, Sofía se miró en el espejo con incredulidad. Su estómago ahora tenía una forma claramente redondeada, como si estuviera en el séptimo mes de embarazo. La realidad de la situación se asentó con una claridad dolorosa: Lucía había llevado su castigo a un nivel completamente nuevo.

Mientras se observaba en el espejo, Sofía sintió una mezcla de pánico y resignación. Sabía que este castigo no sería fácil de enfrentar, y que tendría que adaptarse a una nueva realidad. Las sensaciones en su cuerpo eran intensas y persistentes, con cada movimiento recordándole la magnitud del cambio.

De repente, la puerta se abrió y Jorge entró a la casa. Al ver a Sofía en el estado en que estaba, sus ojos se abrieron de par en par.

—¿Sofía? —dijo Jorge con una expresión de asombro y preocupación—. ¿Qué te ha pasado?

Sofía se giró lentamente para enfrentarlo, su rostro pálido y cansado.

—No sé qué hacer, Jorge. Parece que Lucía ha decidido hacerme pasar por un embarazo de siete meses. Mi cuerpo está cambiando y no puedo detenerlo.

Jorge se acercó, preocupado, tocando suavemente el estómago de Sofía. El contacto hizo que Sofía sintiera una mezcla de consuelo y tristeza. Aunque estaba aliviada de no estar sola en esto, sabía que su situación era extremadamente complicada.

Sofía intentó acomodarse en el sofá, buscando una postura que aliviara la presión en su abdomen. Cada movimiento parecía hacer que su embarazo se volviera más real, más tangible. La sensación de un ser creciendo dentro de ella era a la vez aterradora y desconcertante.

—No sé cuánto durará esto —dijo Sofía, con la voz temblorosa—. Pero Lucía ha dejado claro que tendré que vivir así hasta nuevo aviso.

Durante la noche, Sofía y Jorge hicieron lo mejor que pudieron para adaptarse a la nueva situación. Aunque Jorge intentó hacer que Sofía se sintiera más cómoda, no podía negar que ambos estaban abrumados por la magnitud del castigo. Las horas fueron un desafío constante mientras Sofía intentaba adaptarse a su nueva realidad de madre, con un cuerpo que estaba en constante cambio.

Sofía pasó el resto del día con la creciente sensación de que estaba atrapada en una especie de limbo, su vida cotidiana alterada por un embarazo que no pedía ni esperaba. Mientras intentaba lidiar con los síntomas y las limitaciones de su nuevo estado, sabía que tendría que encontrar una manera de enfrentar este nuevo desafío y buscar una solución para liberarse del castigo de Lucía.

 Mientras intentaba lidiar con los síntomas y las limitaciones de su nuevo estado, sabía que tendría que encontrar una manera de enfrentar este nuevo desafío y buscar una solución para liberarse del castigo de Lucía

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EL CASTIGO DEL INFIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora