Capítulo 14: Un Encuentro Inesperado

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Sofía se despertó al día siguiente en la tranquilidad de su apartamento, aún sintiendo el peso de la humillación de la tarde anterior. Sin embargo, algo había cambiado. Después de todo lo que había pasado, de alguna manera sentía una determinación renovada. Había intentado tomar el control, y aunque Lucía había ganado esa batalla, Sofía no estaba dispuesta a rendirse.

Se levantó de la cama y comenzó su día como cualquier otro, agradecida por la calma que la rodeaba. Llegó a la universidad y pasó la mañana en clases, disfrutando del inusual respiro de tranquilidad. No hubo sorpresas, no hubo humillaciones públicas, y por primera vez en días, Sofía sintió que podía respirar sin la constante presión de los castigos de Lucía sobre ella.

Pero la tarde trajo consigo una sorpresa inesperada.

Estaba en su habitación, preparándose para una noche tranquila, cuando su teléfono sonó. Era un mensaje de Jorge: "¿Te gustaría que pasara por tu casa esta noche? Podríamos ver una película y relajarnos. Traigo las palomitas."

Sofía sintió una mezcla de nervios y emoción al leer el mensaje. A pesar de todo lo que había pasado, Jorge había demostrado ser una fuente constante de apoyo. La idea de pasar una noche relajada con él, lejos de las preocupaciones y castigos de Lucía, sonaba perfecta. Así que respondió con un rápido "Sí, me encantaría", y comenzó a prepararse para la noche.

Alrededor de las ocho, Jorge llegó con una gran sonrisa en el rostro, sosteniendo una bolsa de palomitas y una selección de películas. "¿Lista para una noche de relax?" preguntó mientras entraba.

"Más que lista", respondió Sofía con una sonrisa, tratando de mantener la calma a pesar de los nervios que burbujeaban en su interior. Eligieron una película y se acomodaron en el sofá, con las palomitas entre ellos.

La película comenzó, y por un rato, todo fue exactamente como Sofía había imaginado: risas, comentarios casuales sobre la trama, y una comodidad que solo Jorge parecía poder brindarle. Pero entonces, a mitad de la película, Sofía comenzó a sentir una sensación familiar en su cuerpo, algo que había experimentado antes pero que no esperaba en ese momento.

Era un calor que empezaba en su vientre y se extendía rápidamente, haciendo que su piel se volviera más sensible al tacto. Al principio trató de ignorarlo, pensando que era solo una reacción normal al estar tan cerca de Jorge, a quien evidentemente estaba comenzando a sentir algo más que simple cariño. Pero la sensación no desapareció. De hecho, comenzó a intensificarse.

Cada vez que Jorge hacía un comentario, o cuando sus manos rozaban casualmente las de ella al buscar más palomitas, el calor en su cuerpo se intensificaba. Sofía comenzó a respirar más rápido, sintiendo una necesidad creciente en su interior, una urgencia que no podía controlar.

"¿Estás bien?" preguntó Jorge en un momento, notando el rubor en sus mejillas y su respiración entrecortada.

"Sí, estoy bien", mintió Sofía, tratando de calmarse. Pero incluso mientras decía esas palabras, su cuerpo la traicionaba. La necesidad que sentía por Jorge era casi abrumadora, como si una fuerza invisible la empujara hacia él, haciéndola desear estar más cerca, tocarlo, sentirlo.

No pasó mucho tiempo antes de que la película fuera la última cosa en la que estaba pensando. Sus ojos se volvieron hacia Jorge, y sin poder evitarlo, se inclinó hacia él, sus labios encontrando los de él en un beso suave pero urgente. Jorge, sorprendido al principio, respondió rápidamente, sus manos encontrando su camino alrededor de su cintura, acercándola más.

El beso se profundizó, y Sofía sintió cómo el calor en su cuerpo se volvía aún más intenso, casi insoportable. La necesidad de estar más cerca de Jorge, de sentir su piel contra la de ella, era abrumadora. Sin pensarlo, se movió para sentarse en su regazo, sus manos recorriendo su pecho mientras el beso se volvía más apasionado.

Las manos de Jorge comenzaron a explorar su cuerpo, y Sofía dejó escapar un gemido suave cuando las sensaciones comenzaron a volverse más intensas. Sentía una necesidad creciente en su interior, una urgencia que no podía ignorar.

Cuando sus manos llegaron a sus pechos, Sofía sintió un cosquilleo extraño, pero no desagradable. Al principio pensó que era solo la excitación, pero entonces sintió cómo sus pechos comenzaban a crecer bajo el toque de Jorge. Se apartó ligeramente, sorprendida, y miró hacia abajo. Sus senos estaban efectivamente aumentando de tamaño, llenando su sostén hasta el punto en que se sentía apretado y luego más allá.

Jorge también lo notó, sus ojos se abrieron con sorpresa, pero no se apartó. De hecho, parecía más excitado por lo que estaba sucediendo. "Sofía...", murmuró, sin saber qué decir.

"Yo... no sé qué está pasando", respondió ella con voz temblorosa, sintiendo cómo sus senos seguían creciendo, estirando la tela de su blusa hasta que empezó a sentirse incómoda.

Pero a pesar de lo extraño de la situación, la excitación en su cuerpo no hizo más que crecer. El deseo que sentía por Jorge era casi insoportable, y aunque parte de su mente le decía que algo no estaba bien, no podía detenerse. Se inclinó hacia él nuevamente, besándolo con más urgencia, mientras sus manos encontraban su camino hacia su pecho creciente.

La situación se volvió más intensa, con cada toque, cada beso, aumentando la necesidad de Sofía. Finalmente, cuando la presión en su cuerpo fue demasiada para soportar, sus senos ya habían crecido significativamente, sus curvas volviéndose más pronunciadas bajo la ropa que apenas podía contenerlas.

Sofía se apartó nuevamente, jadeando mientras intentaba recuperar el control. "Jorge, no sé qué... esto es... es demasiado", murmuró, aunque su cuerpo clamaba por más, su mente aún luchaba por comprender lo que estaba sucediendo.

Jorge, sin embargo, estaba demasiado atrapado en el momento para preocuparse por las razones. "Sofía, estás increíble", dijo en un susurro, su voz cargada de deseo.

Sofía lo miró, sus ojos brillando con una mezcla de desesperación y lujuria. Sabía que había algo más en juego aquí, algo que no podía explicar. Pero en ese momento, su cuerpo estaba completamente fuera de su control, sus pechos seguían creciendo bajo el toque de Jorge, y la necesidad de él era la única cosa en la que podía pensar.

 Pero en ese momento, su cuerpo estaba completamente fuera de su control, sus pechos seguían creciendo bajo el toque de Jorge, y la necesidad de él era la única cosa en la que podía pensar

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La noche pasó en un torbellino de sensaciones intensas y emociones encontradas. Cuando finalmente el deseo comenzó a calmarse, Sofía se encontró exhausta y abrumada por la experiencia. Su cuerpo había cambiado de maneras que no podía entender del todo, y la experiencia había sido tanto reveladora como perturbadora.

Sus senos finalmente dejaron de crecer, aunque ahora eran considerablemente más grandes de lo que habían sido al comienzo de la noche. Sabía que Lucía estaba detrás de lo que había sucedido, que este era otro castigo, otra forma de manipular su cuerpo y sus emociones.

Pero por ahora, Sofía solo podía intentar calmarse, esperar que la próxima vez pudiera encontrar una manera de resistir la influencia de Lucía, y mantener el control sobre su propia vida.

Mientras yacía en la cama al lado de Jorge, aún sintiendo la presión y el crecimiento de sus pechos, Sofía no podía evitar preguntarse qué más le depararía el destino bajo el dominio de Lucía. Sabía que Lucía no se detendría hasta que cada uno de sus castigos se cumpliera, y esa realidad la mantenía en un estado constante de ansiedad.

EL CASTIGO DEL INFIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora