Capítulo 8: La Taberna de Camelot

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Creus y Valheim llegaron a las imponentes puertas de Camelot al atardecer. La ciudad brillaba con una luz dorada, y ambos sintieron una mezcla de alivio y emoción al ver las torres y murallas que se alzaban ante ellos.

“Primero, necesitamos un lugar donde descansar,” dijo Valheim, mirando a su alrededor. “Conozco una taberna cerca de aquí.”

Caminaron por las bulliciosas calles hasta llegar a una taberna llamada “El Dragón Dorado”. Al entrar, el ambiente cálido y ruidoso les dio la bienvenida. Se acercaron al tabernero, un hombre robusto con una barba espesa y una mirada astuta.

“Necesitamos una habitación para la noche,” dijo Creus.

“¿Tienen dinero?” preguntó el tabernero, cruzando los brazos.

“No, pero tenemos estas pieles de animales que cazamos en nuestro viaje,” respondió Valheim, mostrando las pieles.

El tabernero examinó las pieles con interés. “Son de buena calidad. Está bien, pueden quedarse. La habitación está arriba.”

Agradecidos, Creus y Valheim subieron las escaleras hasta su cuarto. Era modesto pero acogedor, con dos camas y una pequeña ventana que daba a la calle.

“Necesitamos descansar,” dijo Creus, dejándose caer en una de las camas.

“Sí, pero antes, ¿por qué no bajamos a celebrar?” sugirió Valheim con una sonrisa.

Creus asintió, y ambos bajaron las escaleras de nuevo. Mientras descendían, una hermosa mujer de piel oscura pasó junto a ellos. Creus no pudo evitar exclamar: “¡Diablos, señorita!”

Valheim se quedó asombrado por la audacia de Creus, y este se rió al ver la expresión de su amigo. “Vamos, Valheim, es solo una broma,” dijo, dándole una palmada en la espalda.

Se sentaron en una mesa y pidieron unas jarras de cerveza. La noche transcurrió entre risas y anécdotas de sus aventuras. Bebieron hasta que la taberna comenzó a vaciarse y la música se apagó.

“¿Qué tal una competición de vencidas?” sugirió Valheim, señalando una mesa en el rincón donde varios hombres robustos estaban compitiendo.

“¡Acepto el reto!” respondió Creus con entusiasmo.

Se acercaron a la mesa y se inscribieron en la competición. Valheim fue el primero en competir, y con su fuerza impresionante, ganó varias rondas seguidas. Cuando fue el turno de Creus, se enfrentó a un oponente formidable, pero con determinación y estrategia, logró vencerlo.

“¡Bien hecho, Creus!” exclamó Valheim, dándole una palmada en la espalda.

Después de la competición de vencidas, se dirigieron a la zona de dardos. “¿Qué tal un poco de tiro al blanco?” preguntó Creus, levantando una ceja.

“¡Vamos a ello!” respondió Valheim.

Ambos se turnaron lanzando dardos, y aunque Valheim tenía una puntería sorprendente, Creus demostró ser un rival digno. La competencia fue reñida, pero al final, Creus logró ganar por un estrecho margen.

“¡Eres un buen tirador!” admitió Valheim, riendo.

La noche continuó con más juegos y desafíos. Participaron en una competencia de beber, donde ambos demostraron su resistencia, y en un juego de dados, donde la suerte estuvo de su lado.

Finalmente, la taberna comenzó a vaciarse y la música se apagó. Creus y Valheim, agotados pero felices, subieron a su cuarto.

“Fue una buena noche,” dijo Creus, dejándose caer en la cama.

“Sí, lo fue,” respondió Valheim, sonriendo. “Ahora, a descansar. Mañana nos espera un nuevo día.”

A la mañana siguiente, ambos se despertaron con una resaca monumental. “Nunca más,” murmuró Creus, sosteniéndose la cabeza.

Valheim se rió, aunque también parecía sufrir. “Fue una buena noche. Ahora, a prepararnos para lo que venga.”

Two Coins And One SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora